El envejecimiento no es algo que “te llega”, sino que es algo que se construye, y de lo cual tú eres responsable
En el marco de la investigación realizada por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, en relación con la salud mental en los adultos mayores, recurrimos a la psiquiatra Susana González, Magíster en Psicogerontología, y jefe del diplomado UC en Psicogerontología Educativa y Social y del Diplomado UC en Demencias: abordaje gerontológico multidimensional , quien hace un análisis de la situación a nivel nacional.
En Chile, la depresión o los síntomas depresivos están a la cabeza de los temas de salud mental, y en la gente mayor no es tan distinto. La depresión es un tema que en el ejercicio clínico aparece sistemáticamente, pero el diagnóstico en las personas mayores no es muy fácil, pues hay algunos síntomas depresivos que se parecen mucho o que pueden ser interpretados desde los prejuicios que la gente tiene de este grupo, por lo que a veces no se ven o no se detectan.
Por ejemplo, si dentro de los prejuicios se piensa que toda las personas mayores se van aislando en la medida que envejecen, cuando esto ocurre, y la persona mayor dentro de la familia deja de ir a los club de adultos mayores, ya no sale con sus amigos o sus amigas, prefiere comer en su pieza, y comparte menos con sus cercano, no se van a dar cuenta que ese aislamiento podría ser un síntoma depresivo pues lo asocian a una conducta normal para la edad y lo normalizan con frases como: “a bueno, es que está viejito”, “es que a esta edad es normal”, “a esta edad a todos los viejos les pasa lo mismo”. Lo cierto es que el aislamiento es un síntoma depresivo y si esa misma persona mayor cree que a todos les pasa lo mismo solo por envejecer, no podrá darse cuenta que eso no es normal.
Primero, las mismas personas mayores no consultan porque creen que es normal dormir mal, aislarse o tener una mirada nostálgica constante hacia el pasado. Piensan que a todos les pasa, cuando en verdad son síntomas depresivos. Por su parte, la familia tampoco consulta porque también considera que es normal; y peor aún, cuando la persona llega a consultar a un profesional de la salud, si este tiene los prejuicios mencionados anteriormente, tampoco podrá diagnosticar los síntomas de depresión.
Nosotros hicimos un estudio acerca de que tan habilitados estaban. Cuando se trataba de depresiones “típicas”, con los “típicos” síntomas depresivos, los profesionales en general eran capaces de hacer el diagnóstico, pero cuando se trataba de depresiones que eran algo diferentes de lo clásico -que es lo que uno ve en las personas mayores- se generan dificultades.
Si, capacitación, que es un tema que se ha hablado mucho en salud. Hace falta que los profesionales de área -no solo de salud mental, sino que en general- se capaciten en temas de adulto mayor y de envejecimiento; en cómo se presentan las patologías en esta etapa de la vida para poder reconocerlas y hacer el diagnóstico.
Creo que la gente mayor cuenta con más herramientas que lo que la población en general cree que tienen. Poseen esta habilidad para adaptarse y para compensar los cambios que el envejecimiento trae. Si bien, desde ese punto de vista no estamos tan mal, no quiere decir que haya que descuidarse en cuanto a la salud mental de la gente mayor. Considera, por ejemplo, que los mayores problemas de salud mental están muy vinculados con el entorno, con los escenarios por los cuales la gente atraviesa: la historia de vida, las circunstancias del momento de vida y estos eventos que en psicogerontología llamamos “los temas del envejecer”, que son todos aquellos cambios que la persona mayor va enfrentando, en distintos ámbitos, tanto biológico, como psíquico, familiar y social; y que son cambios que te obligan a desarrollar recursos adaptativos para enfrentarlos.
Hablamos básicamente de herramientas que la persona tiene que ir desarrollando y que no solo hay que desarrollarlas cuando se es adulto mayor sino que lo ideal es empezar desde antes, es trabajar la prevención. Por ejemplo, una herramienta que es muy necesaria para enfrentar los cambios es la flexibilidad. Si eres flexible y te abres a la posibilidad de nuevos conocimientos, nuevas maneras de mirar las cosas, eso te permite adaptarte a ciertos cambios. No solo la persona que envejece cambia por el envejecimiento, sino que también la sociedad en la que la persona vive.
Quizás. Los jóvenes de hoy, en 50 años, más van a ser adultos mayores. No sabemos cuáles van a ser los desafíos o las preguntas que se van a tener que plantear en el futuro, pero lo importante es que desarrollen sus herramientas. Yo mencioné algunas, pero tenemos otros ejemplos, como el que la Dr. En Psicología, Graciela Zarebski, denominó “el bastón único”, el cual llama a diversificar los apoyos que uno tiene como persona cosa que si el contexto cambia, se cuenten con otras herramientas que permitan mantenerse vigente. Por ejemplo, si una actriz vive de su aspecto físico, cuando llegue a la vejez este podría no servirle para continuar su desarrollo. Llama a ser una persona lo más completa, integral e integrada posible, porque el envejecimiento te quita ciertas cosas y no te puedes derrumbar cuando esos apoyos dejan de existir.
Respecto de cómo enfrentamos todo lo que tiene que ver con los temas gerontológicos, con las personas mayores siempre estamos atrasados. Por eso, los desafíos que enfrentamos como país tienen que ver con la calidad de vida en términos generales, con que las personas mayores tienen que enfrentar una serie de cambios, tanto biológicos, como psíquicos y sociales, que implican recursos. Las demencias como Alzhéimer irán en aumento en el futuro, entonces van a seguir aumentando las cifras de enfermedad en la medida que transcurra el tiempo, y es una enfermedad que requiere una multiplicidad de recursos, que no son solo médicos, sino que también a los cuales deben acceder las familias si seguimos en este modelo latinoamericano, donde son ellas quienes cuidan preferentemente a las personas en situación de dependencia. En este caso, el desafío tiene que apuntar a un compromiso social con el envejecimiento, para resguardar la buena salud física y mental no solo de las personas mayores, sino que también de sus familias y la sociedad en general.
El mayor desafío tiene que ver con el transformar esta etapa en “una más”, en la cual deben haber propósitos y metas. Además, es importante que la gente vaya aprendiendo que el envejecimiento no es algo que “te llega”, sino que es algo que se construye, y de lo cual tú eres responsable. Y esta responsabilidad es desde antes de ser adulto mayor.
Hay que entender que el envejecimiento es una construcción. Por ejemplo, tienes este chilenismo de cuando uno se enferma o le pasa algo: “ah, te llego el viejazo”. Pero no, el ‘viejazo’ no te llega, el viejazo lo construyes tú. Esto es algo importante de resaltar porque también muchas veces la gente mayor peca de una cierta pasividad, de no creerse el cuento de que las personas mayores tienen que tener un rol activo en la sociedad. Debemos abandonar esa pasividad de que la edad “te llega” y entender que el envejecimiento es algo que se construye. Esto es un camino que puede ser todo lo amplio que uno quiera, todo lo largo que uno sea capaz de caminar, pero es un camino que hay que ir construyendo paso a paso.