El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibiliza la situación laboral de mujeres sobre 60 años, dando cuenta de la precariedad en que se desarrollan, la falta de oportunidades, las brechas salariales, la informalidad y la incidencia del nivel educativo en la tasa de ocupación femenina senior. Una radiografía que, en vista del envejecimiento acelerado de la población chilena, necesita urgente atención por parte del mundo público y privado.
El estudio revela que, durante la pandemia, la participación laboral del segmento 60+ retrocedió 10 años y, si bien las mujeres han podido recuperarse en 2022, alcanzando un 17% de ocupación, todavía están muy por debajo de los hombres, quienes representan casi un 40%. Diferencia más abismante aún, si se considera el rango etario de 60 a 69 años, donde ellas llegan al 27,7% de empleabilidad, versus 60% de los hombres.
Para la psicóloga y experta en salud ocupacional Nora Gray, “las condiciones de empleo de las mujeres son peores que las de los hombres, hay acceso a trabajos más parciales, de menor calidad, ingresos, protección y formalidad”. Una situación que, según el sociólogo y académico UC, Ignacio Cabib, para este grupo en particular de la población que hoy tiene más de 60 años, podría deberse al “modelo cultural del hombre como proveedor material único o principal de los hogares. Eso fue algo que atravesó clases sociales, niveles educativos y situación marital”, explica.
En efecto, casi la mitad de las mujeres senior que trabaja -un 49,5%- lo hace informalmente, mientras que el 60% de los hombres lo hace de manera formal. Una brecha que aumenta si se considera el salario, donde ellas perciben, en promedio, un 26% menos que los hombres -es decir, $146.500 en detrimento de las mujeres-, cifra que sobrepasa los $256 mil en el caso de la Región Metropolitana.
Por otro lado, el nivel educativo también afecta la participación laboral. Apenas el 11,1% de las mujeres con enseñanza básica inconclusa tiene trabajo, versus el 40,9% de aquellas que tienen un postítulo completo. En este sentido, el sociólogo Ignacio Cabib advierte: “Ciertamente son desventajas acumuladas, pero hay una que es muy marcadora de esa generación, que es el bajo nivel educativo (…) si se mezcla con ausencia en el mercado laboral, resultan mujeres que no conocen oficios ni rubros, no tienen vínculos ni redes”.
La integración requiere capacitación
La falta de herramientas y educación continua son una de las principales barreras de entrada para el mundo laboral senior. Sólo una de cada 10 mujeres se capacita en Chile, pese a que un 30% manifiesta interés en hacerlo. Desde el ámbito público, el SENCE amplió el rango etario de su oferta de becas en 2019, además de la entrega de subsidios a privados para la contratación y capacitación de personas mayores de 60 años. Sin embargo, los 500 cupos en ejecución este año, son insuficientes para satisfacer la demanda.
Un desafío del que se hace parte la Compañía de Seguros Confuturo desde 2020, cuando se propuso atraer a talentos senior a sus equipos. “Como Compañía tenemos el objetivo de contribuir al bienestar de las personas mayores en Chile, y parte muy relevante de esto tiene que ver con mantenerse activos y vigentes. El trabajo les abre oportunidades no solo a ellos de aportar todo su valor senior a las organizaciones, sino que por parte de las empresas, de enriquecer sus equipos de trabajo a través de la intergeneracionalidad, y ese es el camino que estamos desarrollando fuertemente”, afirma Christian Abello, Gerente General de Confuturo.
Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo
El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.