Los resultados del “Diagnóstico Metropolitano: Inserción y Situación Laboral de Personas Mayores en las Empresas” de SeniorLab UC

Los resultados del “Diagnóstico Metropolitano: Inserción y Situación Laboral de Personas Mayores en las Empresas” de SeniorLab UC
Los resultados del “Diagnóstico Metropolitano: Inserción y Situación Laboral de Personas Mayores en las Empresas” de SeniorLab UC

Según datos de la Encuesta Nacional de Empleo (2021) y la Encuesta CASEN (2020) el trabajo de este segmento etario ha sido el más golpeado, llegando la ocupación laboral 60+ al 26.4% en el trimestre marzo- mayo 2021, 2.5 puntos porcentuales más bajo que a la misma fecha del año 2020, esto se suma a una lenta recuperación en el empleo a diferencia de otros tramos de edad, lo que ha conllevado un impacto en los ingresos y por ende un alza en los niveles de pobreza en esta población.

SeniorLab es un laboratorio de innovación social que nace en Chile bajo la necesidad de abordar las oportunidades y desafíos que el fenómeno de la vejez y envejecimiento trae consigo, como por ejemplo, los del ámbito laboral. En este sentido, Paulina Pozo, Directora Ejecutiva de SeniorLab nos cuenta sobre el Diágnostico Metropolitano y el proyecto Empresas con Experiencia para el reporte de “Nuevas realidades sobre el trabajo 60+”.

¿Cuáles son las principales estrategias que utilizan las empresas con foco en personas mayores? 

En realidad, no hay prácticas, el escenario no es bueno. Los resultados mostraron que este proceso de transición hacia construir empresas amigables con la cuestión de la edad y que haya una cultura de solidaridad intergeneracional, la verdad es que eso no se encuentra. Las posibilidades de crear oportunidades laborales decentes y que sean de calidad, son bajas, y son bajas las practicas y las políticas que utilizan las empresas para esto. De hecho, las prácticas que las empresas creen que son importantes, son prácticas que finalmente se consideran porque está la persona dentro de la empresa, que es una persona mayor que lleva generalmente mucho tiempo, y que después cuando está en edad de jubilar y se va de la empresa esa práctica termina.

Otra cosa importante que pasa en las empresas, más del 50% respondieron que la única practica que ellos hacen es orientar en torno a la jubilación, pero no te asesoran en términos socioemocionales, no hay un acompañamiento más técnico o teórico de cómo es el proceso, y en base a eso mismo las prácticas de las empresas que más se repetían es que la persona mayor podía continuar trabajando en la empresa, pero tampoco se le brindaba flexibilidad horaria o eso de tener mayor conciencia de los tiempos en el lugar de trabajo, nada de eso pasaba. Eran muy pocas las empresas que tenían prácticas pensadas para este segmento etario y crear mejores oportunidades como en esta flexibilidad horaria, crear condiciones efectivas y que haya un acompañamiento socioemocional en el proceso de retiro de la empresa.

¿Cuál crees que puede ser el impacto del edadismo y las políticas que aplican las empresas en torno a la jubilación de las personas mayores?

 Lo que hemos detectado es que los prejuicios, la subjetividad y el tema del edadismo que existe en torno a este segmento etario, afecta efectivamente el crear mejores oportunidades laborales.

Dentro de este modelo que estamos construyendo se debiera partir de ser una empresa amigable con la edad, ese concepto lo creamos, de que se generen espacios y condiciones favorables para las personas mayores, donde se valoren sus experiencias.

El principal eje tiene que ver con mirarme yo como empresa con este diagnóstico, y después lo segundo es trabajar con las subjetividades y prejuicios que existen en esta mistificación de las personas mayores. La idea es ir derribando estos mitos edadistas, sensibilizar y concientizar sobre estos temas, porque muchas veces hay prejuicios que son inconscientes, que ni siquiera la gente se da cuenta que tiene respecto de la edad y las personas mayores.

Muchos de esos prejuicios lo vemos ahora con la pandemia, tienen que ver con que las personas mayores no son cercanas a la tecnología, por lo tanto, es difícil tener un teletrabajo. De hecho, nos ha pasado en otros proyectos que uno escucha a las empresas decir “pero ¿cómo voy a contratar a una persona mayor si no sabe usar un computador?”

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Hay que capacitar y formar a los diferentes equipos clínicos sobre el uso de medicamento en la población 60+
Hay que capacitar y formar a los diferentes equipos clínicos sobre el uso de medicamento en la población 60+

La polifarmacia refiere al uso excesivo de medicamentos (5 o más fármacos) y este aumenta la probabilidad de interacción entre principios activos, pudiendo desencadenar una serie de complicaciones en la persona. De hecho, el mayor número de reacciones adversas se presenta en personas mayores, las cuales pueden conducir a un aumento en la fragilidad y disminución de sus funciones, tanto física como cognitivamente. Esto se manifiesta, por ejemplo, en el riesgo de caídas, que se incrementa en la medida que aumenta la cantidad de medicamentos que consumen.

Cristián Plaza, químico farmacéutico especializado en farmacología geriátrica de la UC, nos cuenta más sobre este fenómeno en el reporte de “Uso de Medicamentos y Polifarmacia en las Personas Mayores”.

¿Cómo se explica el fenómeno de la polifarmacia en nuestro país? 

Al hablar de población adulto mayor, es súper común encontrar polifarmacia, la persona mayor producto del envejecimiento y desarrollo de ciertas patologías a lo largo de su vida, va a consumir un alto número de medicamentos, lamentablemente depende mucho del estilo de vida que haya tenido la persona. La polifarmacia se define, estadísticamente, como el uso concomitante de al menos 5 principios activos por más de 3 meses. 

¿Cuáles son las causas de la polifarmacia? 

Causas de la polifarmacia existen múltiples, entre ellas, la presencia de comorbilidad, cuando una persona  ya tiene una enfermedad, sobre todo si es persona mayor, tiene repercusión sobre ciertos órganos, por ejemplo, en las cardiovasculares como hipertensión, lo más probable es que el paciente también desarrolle otra patología, como insuficiencia cardiaca, y a medida que aumenta la progresión de la enfermedad, muchas veces también requieren más de un medicamento para el control de esta patología. Por otro lado, hay un fenómeno que es muy frecuente en adulto mayor, que tiene que ver con lo que nosotros denominamos prescripción en cascada, que es, cuando un adulto mayor que recibe un medicamento, tiene una mayor probabilidad de que le aparezca una reacción adversa al medicamento (RAM), lamentablemente en ellos no se experimentan tantos efectos gastrointestinales, o dermatológicos, como por ejemplo, en un adulto joven, que son las principales RAM que ellos presentan, sino que experimentan por ejemplo reacciones adversas cardiovasculares, por ejemplo desarrollan arritmias, o también experimentan algunas reacciones neurológicas, por ejemplo, experimentan delirium, que es, como una mini demencia donde la persona pierde la capacidad durante un momento, no es capaz de estar lucida, entonces ocurre que cuando nosotros damos un medicamento, podemos generar esto, y, claramente la persona en la casa lo detecta, te llevan a un médico, y si el médico no es capaz de pesquisar este evento en particular, que es una reacción adversa al medicamento, lo va considerar como una nueva patología y le va a dar un nuevo medicamento para tratar ese problema, y ahí tenemos un grave problema, que llamamos prescripción en cascada, porque lo que uno debería hacer es darte cuenta que podría haber un efecto adverso de un medicamento y retirar ese medicamento y colocar otro que no tenga ese efecto adverso. 

Otra causa es que en Chile no tenemos un sistema interconectado de salud y los cuidados son fragmentados, por ejemplo, que la atención primaria de salud este conectada con la atención secundaria o pacientes hospitalizados. Esto implica que el paciente va a un médico, pero muchas veces también va a un especialista, como no tenemos sistemas interconectados puede ser que un médico le dé un medicamento, y otro le da exactamente el mismo, pero con una marca diferente, el paciente no tiene porque saber que ambos medicamentos son exactamente lo mismo, entonces ahí tenemos otro problema, de duplicidad de medicamentos. 

Lamentablemente el adulto mayor también tiene otro problema que te aumenta la polifarmacia, que es la automedicación, y esa viene muchas veces, porque la gente escucha o ve por televisión productos que creen son buenos. Todos los productos, no hay ninguno que esté exento, todos pueden generar una complicación en el adulto mayor, cualquiera, hasta el más inocuo. Yo tengo una frase, el mejor medicamento que yo le doy a un adulto mayor es aquel que jamás le doy, porque no lo requiere. 

¿Qué se puede hacer para prevenir la polifarmacia? 

Hay varias cosas que uno pueda hacer, uno de partida, capacitar o formar a los diferentes equipos clínicos sobre el uso de medicamento en población adulto mayor, porque tienen sus propias características, tienen un comportamiento diferente a la población de otras edades. Segundo, una de las gracias de la geriatría, es que permite el trabajo interdisciplinario, está el geriatra, el farmacéutico clínico, el nutricionista, el enfermero, el kinesiólogo, la terapeuta ocupacional, ósea se requiere un trabajo en equipo, no es que un solo profesional tome una determinación, por eso es que hay un cambio en la forma de trabajo en la atención primaria, como consecuencia también del trabajo que llevamos haciendo con los farmacéuticos, yo creo que si fuese un trabajo mucho más interdisciplinario se mejoraría mucho más el control de estas personas, y tendríamos menor polifarmacia. 

Ojalá, Chile, tuviera más geriatría, y eso podría ir mejorando cada vez más la calidad de vida delas personas mayores, necesitamos ese nivel de conocimiento.

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El envejecimiento no es algo que “te llega”, sino que es algo que se construye, y de lo cual tú eres responsable
El envejecimiento no es algo que “te llega”, sino que es algo que se construye, y de lo cual tú eres responsable

En el marco de la investigación realizada por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, en relación con la salud mental en los adultos mayores, recurrimos a la psiquiatra Susana González, Magíster en Psicogerontología, y jefe del diplomado UC en Psicogerontología Educativa y Social y del Diplomado UC en Demencias: abordaje gerontológico multidimensional , quien hace un análisis de la situación a nivel nacional.

¿Cuál es la realidad de la salud mental en adultos mayores hoy en día en Chile?

En Chile, la depresión o los síntomas depresivos están a la cabeza de los temas de salud mental, y en la gente mayor no es tan distinto. La depresión es un tema que en el ejercicio clínico aparece sistemáticamente, pero el diagnóstico en las personas mayores no es muy fácil, pues hay algunos síntomas depresivos que se parecen mucho o que pueden ser interpretados desde los prejuicios que la gente tiene de este grupo, por lo que a veces no se ven o no se detectan.

¿Podrías dar un ejemplo de esto?

Por ejemplo, si dentro de los prejuicios se piensa que toda las personas mayores se van aislando en la medida que envejecen, cuando esto ocurre, y la persona mayor dentro de la familia deja de ir a los club de adultos mayores, ya no sale con sus amigos o sus amigas, prefiere comer en su pieza, y comparte menos con sus cercano, no se van a dar cuenta que ese aislamiento podría ser un síntoma depresivo pues lo asocian a una conducta normal para la edad y lo normalizan con frases como: “a bueno, es que está viejito”, “es que a esta edad es normal”, “a esta edad a todos los viejos les pasa lo mismo”. Lo cierto es que el aislamiento es un síntoma depresivo y si esa misma persona mayor cree que a todos les pasa lo mismo solo por envejecer, no podrá darse cuenta que eso no es normal.

¿Desde dónde surge esta normalización?

Primero, las mismas personas mayores no consultan porque creen que es normal dormir mal, aislarse o tener una mirada nostálgica constante hacia el pasado. Piensan que a todos les pasa, cuando en verdad son síntomas depresivos. Por su parte, la familia tampoco consulta porque también considera que es normal; y peor aún, cuando la persona llega a consultar a un profesional de la salud, si este tiene los prejuicios mencionados anteriormente, tampoco podrá diagnosticar los síntomas de depresión.

¿Qué tan preparados están los profesionales de la salud para diagnosticar depresión en adultos mayores?

Nosotros hicimos un estudio acerca de que tan habilitados estaban. Cuando se trataba de depresiones “típicas”, con los “típicos” síntomas depresivos, los profesionales en general eran capaces de hacer el diagnóstico, pero cuando se trataba de depresiones que eran algo diferentes de lo clásico -que es lo que uno ve en las personas mayores- se generan dificultades.

¿Falta especialización o capacitación en el área?

Si, capacitación, que es un tema que se ha hablado mucho en salud. Hace falta que los profesionales de área -no solo de salud mental, sino que en general- se capaciten en temas de adulto mayor y de envejecimiento; en cómo se presentan las patologías en esta etapa de la vida para poder reconocerlas y hacer el diagnóstico.

Y el adulto mayor como persona, ¿cómo se enfrenta al cambio que implica envejecer?

Creo que la gente mayor cuenta con más herramientas que lo que la población en general cree que tienen. Poseen esta habilidad para adaptarse y para compensar los cambios que el envejecimiento trae. Si bien, desde ese punto de vista no estamos tan mal, no quiere decir que haya que descuidarse en cuanto a la salud mental de la gente mayor. Considera, por ejemplo, que los mayores problemas de salud mental están muy vinculados con el entorno, con los escenarios por los cuales la gente atraviesa: la historia de vida, las circunstancias del momento de vida y estos eventos que en psicogerontología llamamos “los temas del envejecer”, que son todos aquellos cambios que la persona mayor va enfrentando, en distintos ámbitos, tanto biológico, como psíquico, familiar y social; y que son cambios que te obligan a desarrollar recursos adaptativos para enfrentarlos.

¿Cuáles son estas herramientas o recursos adaptativos?

Hablamos básicamente de herramientas que la persona tiene que ir desarrollando y que no solo hay que desarrollarlas cuando se es adulto mayor sino que lo ideal es empezar desde antes, es trabajar la prevención. Por ejemplo, una herramienta que es muy necesaria para enfrentar los cambios es la flexibilidad. Si eres flexible y te abres a la posibilidad de nuevos conocimientos, nuevas maneras de mirar las cosas, eso te permite adaptarte a ciertos cambios. No solo la persona que envejece cambia por el envejecimiento, sino que también la sociedad en la que la persona vive.

Pensando en otras generaciones, como los jóvenes o adultos de ahora, ¿tendrán herramientas como adaptarse más rápido?

Quizás. Los jóvenes de hoy, en 50 años, más van a ser adultos mayores. No sabemos cuáles van a ser los desafíos o las preguntas que se van a tener que plantear en el futuro, pero lo importante es que desarrollen sus herramientas. Yo mencioné algunas, pero tenemos otros ejemplos, como el que la Dr. En Psicología, Graciela Zarebski, denominó “el bastón único”, el cual llama a diversificar los apoyos que uno tiene como persona cosa que si el contexto cambia, se cuenten con otras herramientas que permitan mantenerse vigente. Por ejemplo, si una actriz vive de su aspecto físico, cuando llegue a la vejez este podría no servirle para continuar su desarrollo. Llama a ser una persona lo más completa, integral e integrada posible, porque el envejecimiento te quita ciertas cosas y no te puedes derrumbar cuando esos apoyos dejan de existir.

Si consideramos que según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para el año 2050 el 25% de la población de Chile serán personas mayores, ¿qué desafíos enfrenta el país a futuro?

Respecto de cómo enfrentamos todo lo que tiene que ver con los temas gerontológicos, con las personas mayores siempre estamos atrasados. Por eso, los desafíos que enfrentamos como país tienen que ver con la calidad de vida en términos generales, con que las personas mayores tienen que enfrentar una serie de cambios, tanto biológicos, como psíquicos y sociales, que implican recursos. Las demencias como Alzhéimer irán en aumento en el futuro, entonces van a seguir aumentando las cifras de enfermedad en la medida que transcurra el tiempo, y es una enfermedad que requiere una multiplicidad de recursos, que no son solo médicos, sino que también a los cuales deben acceder las familias si seguimos en este modelo latinoamericano, donde son ellas quienes cuidan preferentemente a las personas en situación de dependencia. En este caso, el desafío tiene que apuntar a un compromiso social con el envejecimiento, para resguardar la buena salud física y mental no solo de las personas mayores, sino que también de sus familias y la sociedad en general.

¿Cómo se ve a futuro el desafío de la vejez en Chile?

El mayor desafío tiene que ver con el transformar esta etapa en “una más”, en la cual deben haber propósitos y metas. Además, es importante que la gente vaya aprendiendo que el envejecimiento no es algo que “te llega”, sino que es algo que se construye, y de lo cual tú eres responsable. Y esta responsabilidad es desde antes de ser adulto mayor.

¿Cuándo hay que comenzar a preocuparse por la vejez?

Hay que entender que el envejecimiento es una construcción. Por ejemplo, tienes este chilenismo de cuando uno se enferma o le pasa algo: “ah, te llego el viejazo”. Pero no, el ‘viejazo’ no te llega, el viejazo lo construyes tú. Esto es algo importante de resaltar porque también muchas veces la gente mayor peca de una cierta pasividad, de no creerse el cuento de que las personas mayores tienen que tener un rol activo en la sociedad. Debemos abandonar esa pasividad de que la edad “te llega” y entender que el envejecimiento es algo que se construye. Esto es un camino que puede ser todo lo amplio que uno quiera, todo lo largo que uno sea capaz de caminar, pero es un camino que hay que ir construyendo paso a paso.

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En Chile existen muchos servicios para personas mayores, pero en la mayoría de las comunas no operan como red, si no como isla
En Chile existen muchos servicios para personas mayores, pero en la mayoría de las comunas no operan como red, si no como isla

En el marco del reporte Redes de Apoyo en Adultos Mayores, elaborado por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, la académica entrega su visión respecto a este tema.

¿Qué se requiere para que una red de apoyo funcione?, ¿Cuáles son las principales motivaciones de los adultos mayores para formar comunidad?, ¿Qué desafíos tenemos como sociedad con el envejecimiento? Estas son algunas de las preguntas que surgieron en la entrevista realizada a Sara Caro, Académica de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile y miembro del Centro UC de Estudios de vejez y envejecimiento, en el marco del reporte Redes de Apoyo, quien entrega su opinión respecto a este tema.

¿Cómo se definen las redes de apoyo Chile para las personas mayores?

Si uno se sometiera a la definición teórica, yo creo que en Chile nos encontramos con que hay muy pocas redes de apoyo conformadas como tal. Existen iniciativas que son fuentes de apoyo, pero que no se coordinan como debería coordinarse una red. O que no se comunican como podría comunicarse una red y, por lo tanto, se pierde la posibilidad de generar sinergía o de generar espacios de cooperativismo, de solidaridad como podría pasar en una red.

¿Existe cierta atomización de la red?

Algo así. Lo que pasa es que son iniciativas más bien particulares. En nuestro país tenemos mucha dispersión territorial y geográfica, por lo tanto, yo apostaría a que cada barrio, comuna, región o macrozona, pudiera establecer una red de servicios que implica la comunicación y la coordinación. Porque servicios hay. Algunas zonas que tienen más y otras menos, pero servicios hay para las personas mayores. Pero en la mayoría de las comunas lo que pasa es que esos servicios no operan como red, porque operan como isla.

Por ejemplo, en algunos territorios salud no se conoce lo que está haciendo el Programa del Adulto Mayor de la municipalidad, y el adulto mayor es paciente de salud, es usuario del sistema y también, es usuario del centro diurno y es usuario, por ejemplo, del programa de género. Entonces, la pregunta es ¿por qué el adulto mayor no forma parte de una sola red, sino que tiene 3 servicios aislados donde no conversa la información?

No se comunican entre ellos…

Con el tiempo, hemos ido aumentando la cantidad de servicios que existen, pero lamentablemente estos servicios todavía no operan como red. Me ha pasado que cuando hago capacitaciones o cuando hago clases a los profesionales que trabajan en estos servicios, uno les cuenta o les hace preguntas sobre cómo funciona su entorno, sobre cuáles son los servicios disponibles, en el fondo yo les digo, “Lo primero es conocer el territorio, saber cuáles son los servicios disponibles”, y muchas veces pasa que en realidad no saben exhaustivamente cuáles son los de su barrio, comuna o región.

¿Se desconoce la presencia de las mismas organizaciones de adultos mayores?

Puede ser. Además, a veces hay una mirada algo peyorativa de las organizaciones no institucionales. A veces, las uniones comunales están muy organizadas y tienen, por ejemplo, voluntarios que cumplen muchas funciones, como pueden ser las mismas cuidadoras de las personas mayores. Entonces, que los profesionales que trabajan en un terriotorio no conozcan los servicios que existen ya es un primer problema.

Para poder formar una red, necesitamos primero que se conozcan y luego de eso que conversen y ahí siempre sugerimos a los profesionales en las capacitaciones realizar un mapeo del terreno. En los términos más sencillos haga un mapeo, conforme una red, establezca contacto con los profesionales de la red, hagan intercambio de información, júntense. Existen comunas que lo han hecho y lo han hecho muy bien como Cerro Navia, La Pintana, Puente Alto, Peñalolén, entre otras.

Cuando hablamos de una red de servicios, como una red para las personas mayores, yo creo que en términos de servicios pasa que la red no existe en la medida en que no conversan las partes. Hay comunas más pequeñas que funcionan muy bien, pero hay que considerar que entre más pequeño es el territorio, más fácil es que se conozcan las partes. Como es el caso de Victoria y Traiguén; comunas donde ellos sí se han coordinado y han mirado sus necesidades, particularidades y conflictos y se conocen mejor.

Ahora, pensando en redes informales, ahí yo creo que es totalmente distinto. Las personas mayores tienen redes informales de apoyo que las usan, las cuidan y las alimentan. En la familia se ha ido generando una transformación en el último tiempo. Nosotros seguimos siendo una sociedad donde la institución que más nos importa es la familia, pero creo que en el caso de los adultos mayores ha ido cambiando el rol, porque durante largo tiempo ha generado mucha presión a la familia el cuidado de los adultos mayores. El hecho de que no haya servicios o una red, genera mucha presión en varios aspectos: cuidados, económicos y emocionales. Entonces, en términos valóricos, como sociedad seguimos pensando que la familia debiera ser la que se hace cargo de la persona mayor y castigamos socialmente a la que decide tomar una opción como la institucionalización en una residencia a Establecimiento de larga estadía (ELEAM), y eso es algo terrible, que no deberíamos hacer.

¿Este cuidado familiar es una característica más bien latinoamericana?

Sí, claro. Como que tienes que ser un mártir del cuidado y ahí surgen declaraciones del tipo “cómo puede ser que a tu mamá la internes”. Pero, por otro lado, como te indiqué anteriormente, no hay información, no hay apoyo ni contención a la familia respecto de lo que significa convivir con una persona mayor que necesite cuidados, menos si tiene demencia y/o dependencia. Por lo tanto, son situaciones que las familias han tenido que aguantar y resolver solas.

También está el que hoy en día, muchas personas mayores viven solas, y otras que se sienten solas. Lo dice la Encuesta de Calidad de Vida. Una cosa es vivir sola porque quiero, porque me siento autónoma, y otra es sentirse sola. Yo creo que parte de sentirse solo, es que la red familiar a veces no opera de la mejor manera. Puede haber mucho estrés, historias no resueltas a lo largo de la vida, de los roles parentales, de la crianza de los hijos. También el cuidado de los nietos puede representar mucho estrés para los adultos mayores. Me ha pasado en varias instancias que las personas mayores no pueden decir que no al cuidado de los nietos, porque genera un conflicto con los hijos. Se sienten obligados y los estresa pensar en decir que no, pero quisieran decir que no. A veces dicen “como ya lo tuve todo el fin de semana, no lo quiero volver a tener el lunes, quiero un espacio para mí”, pero esto no se considera, sino que se piensa que el adulto mayor no ama a su nieto, que “falta amor” dicen algunos. Entonces, creo que hoy día estamos entendiendo más que la familia no es siempre esa fuente de amor que nos dijeron, que también puede ser una fuente de conflicto, de poder y de transacciones.

También está el caso de los adultos mayores que aportan económicamente en su núcleo familiar y/o que reciben a los hijos para que vivan con ellos. Entonces, hoy en día creo que somos más realistas de la diversidad familiar que esto implica para los adultos mayores. Y entonces ahí las redes informales de los pares ayudan mucho, del grupo de pares, de la organización, de la parroquía, de los amigos, de los vecinos, en definitiva cualquier tipo de organización.

¿Pero se requieren organizaciones en donde encuentren orientación más guiada? ?

Hacen falta instancias donde ellos accedan a sesiones guiadas por profesionales o donde se les pueda entregar y presentarles información para que puedan discutir como grupo, considerando siempre la participación de ellos como eje.

¿Qué se involucren los distintos profesionales?

Claro. Estoy pensando en el Programa Vínculos, por ejemplo, que dentro de su metodología empezó a sumar temas como autoestima, identidad y trabajo, los que ayudan a discutir esos temas de una forma más guiada. Porque también pasa que cuando se habla con las personas mayores salen muchas penas, traumas, situaciones difíciles de la vida, frustraciones, y entre ellos mismos se dan contención, pero a lo mejor hay algunos temas que requieren que haya un guía más profesional, que incluso puede ser uno de ellos mismos, ¿no? Como lo que está haciendo un proyecto de Renca donde están formando personas mayores como agentes de cambio. Hay que pensar que hay adultos mayores que pueden adquirir ciertas herramientas y después replicarlas con sus pares.

Creo que con ese actuar sí formaríamos redes. Los adultos mayores tienen la capacidad de formar ellos mismos redes de apoyo – tanto a nivel comunal como a nivel nacional- a mayor velocidad que las instituciones.

Es decir, el actuar con sus pares juega un rol clave.

Efectivamente. El actuar con sus pares y la propia iniciativa. Por ejemplo, los profesores jubilados son muy organizados, se movilizan para todo. Lo mismo ocurre con el grupo de adulto mayor de la Vicaría de la Pastoral Social, que también se organizan muy bien. Creo que para efectos de establecer una red, tengo más confianza en las personas mayores.

¿Más confianza qué en las instituciones formales?

Sí. Creo que a veces nosotros mismos, como profesionales o como gente que trabaja en el tema, nos enfocamos mucho en la institucionalidad, sin embargo esta en Chile es reciente. Ha tenido muchos avances, eso es innegable, pero creo que a lo mejor nos falta mirar a las personas mayores como agentes de cambio, como personas que tienen recursos, que pueden intercambiar en esta red y que existen muchas personas que tienen conocimientos que se pueden compartir.

¿Eliminar el estereotipo de que el adulto mayor como actor pasivo?

Totalmente. Yo creo que el ejemplo de los asesores senior, que son voluntarios que hacen clases a los niños, es una de las mejores iniciativas y en la que tú puedes decir: “Esto efectivamente funciona”. O lo que hace, colegios de Cerro Navia Joven, donde las personas mayores ven los huertos con los niños. Ellos se coordinan solos y establecen espacios de comunicación. Ahí hay una red.

Existen muchas organizaciones que son más independientes…

Sí, me acuerdo de un grupo en Santiago de poetas y escritores, personas mayores, en su mayoría hombres que escribían, tenían un profesor y una vez postularon a un fondo del SENAMA para tener un profesor de lenguaje que los ayudara un poco con la estructura de los textos, para luego seguir solos, y hasta el día de hoy se juntan. Han impreso sus documentos, publicaron un libro con cuentos, no recuerdo cómo se llamaban, pero eran poetas y escritores. Y eso rompe el estereotipo. Si nosotros estuviéramos más centrados en esos grupos y tratáramos de resaltarlos más que los típicos grupos que muestran en los medios o la típica historia del hogar que se ve afectado, sería mucho más positivo.

El resaltar el envejecimiento activo.

Sí. De hecho, cuando estuve haciendo talleres para adultos mayores por mi tesis de doctorado, muchas veces ellos comentaban eso. Siempre hay uno que está más empoderado y dice: “Bueno, pero y ¿por qué nosotros tenemos que esperar que alguien venga y haga?”, u otro que me decía sobre la Convención de Derechos Humanos, que era un tema que yo trataba: “Oiga, hija, y ¿dónde la pueda bajar? Deme el link, yo la bajo” y no faltaba el que decía: “Ah no, yo acá la tengo impresa, saquémosle fotocopias”. Las personas mayores son personas con mucha iniciativa y no lo estamos resaltando como deberíamos.

Cambiando un poco de tema, ¿cuáles son las principales motivaciones de las personas mayores para participar en organizaciones?

Las motivaciones de las personas mayores para participar de organizaciones son muy variadas y dependen tanto de sus gustos, personalidad y preferencias, así como de sus estilos de vida, estado de salud, incluyendo también aquellos ámbitos en los cuales se desempeñaron durante su vida.

Por ejemplo, hay motivaciones que tienen que ver con la socialización de las personas, como conocer otras personas, estar en compañía, salir de la soledad o compartir el tiempo libre. También hay interés por aprender cosas nuevas, tener experiencias diferentes o desafiarse a sí mismos, adquirir estilos de vida saludables… todo eso también les motiva.

En ocasiones, son las instituciones o los profesionales los que incentivan la motivación en personas mayores, especialmente ante eventos difíciles, que les estresan, entristecen o preocupan, como la viudez, la jubilación, la presencia de una enfermedad o similar. En este caso, la participación se intenciona y se les muestra como una oportunidad para mejorar la calidad de vida.

Las motivaciones para participar también varían de acuerdo con el género. Para hombres y mujeres las motivaciones son distintas según los estilos de vida que hayan llevado adelante los roles que hayan desempeñado históricamente. Por ejemplo, para las mujeres, en ocasiones, participar representa un espacio para explorar áreas que postergaron por el trabajo, la crianza de los hijos o las tareas del hogar. Los hombres sabemos que participan menos en comparación con las mujeres. Parte de los desafíos de las intervenciones sociales es incentivar la participación de ellos.

Frente a la contingencia nacional, ¿qué rol han cumplido las redes de apoyo para las personas mayores en este contexto?

En el contexto de movilizaciones sociales que vive el país actualmente, los actores que componen la red han tenido distintas reacciones y han tomado distintas medidas. Las organizaciones de la sociedad civil han tenido un rol activo, convocando a las personas mayores a participar de espacios de encuentro y discusión, como pueden ser las asambleas vecinales y cabildos. En este sentido, organizaciones que tienen ya muchos años de experiencia en el trabajo con mayores, tales como Cáritas y la Vicaría de la Pastoral Social, han organizado cabildos, incorporando a dirigentes mayores, de territorios diversos, a conversar sobre cómo han vivido este período de efervescencia social y a reflexionar sobre el Chile que quieren construir, cuáles cambios quieren impulsar y cómo pueden participar ellos de esos cambios.

Quisiera destacar principalmente el rol que han tenido las propias asociaciones de mayores, como la Federación de Uniones Comunales de personas mayores y movimientos sociales compuestos por mayores, quienes también han usado el espacio de protestas para visibilizar sus demandas y necesidades. Personalmente, he tenido la experiencia de participar de cabildos donde acuden personas de distintas edades, y he podido ver en ellos también a personas mayores. Eso me parece muy relevante, ya que han resultado ser espacios de encuentro entre personas de distintas edades, en los cuales las personas mayores son escuchadas con respeto.

En este sentido, muchas de las demandas presentes por el movimiento apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

Justamente. En un principio, la agenda pública había considerado únicamente la reforma al sistema de pensiones, pero hoy se han visibilizado otros temas que afectan la calidad de vida de las personas mayores, tales como sus niveles de endeudamiento, los montos de las contribuciones o la importancia que tendría en el día a día que accedieran a una tarifa rebajada en el transporte público en cualquier horario. Esas son demandas claves para el bienestar de las personas que hoy tienen 60 años o más. Pero es importante también tener presente que estas demandas y otras del movimiento, apuntan a mejorar la calidad de vida de quienes estamos envejeciendo, de las generaciones más jóvenes y que no han tenido acceso a vivienda o que se han endeudado para sus estudios superiores. Considerando esto, se puede proyectar que al menos -en términos económicos- estas generaciones tendríamos una peor vejez. De allí también la relevancia de las reivindicaciones sociales.

Hace poco el Instituto Nacional de Estadísticas dio a conocer cifras de natalidad y de uniones civiles, las cuales han descendido. ¿Cómo ves la situación para las personas mayores del futuro, considerando que en base a esta proyección, aumentarán cada vez más las personas mayores que vivirán solas y sin hijos?, ¿estamos preparados para una ola de personas mayores “huérfanas”?

Esas personas mayores del futuro somos nosotros, nuestra generación y las que vienen después, y en términos de cambio cultural y de políticas públicas, no estamos haciendo prácticamente nada. La vejez, como etapa de la vida, continúa siendo invisible para los adultos, así como para los más jóvenes, también para parejas sin hijos o en hogares unipersonales. No hemos tomado conciencia aún de cómo el avanzado nivel de envejecimiento, la baja tasa de natalidad y la exacerbada individualización nos proyectan una vejez muy solitaria. Me parece que para poder prepararnos, es fundamental establecer relaciones interpersonales significativas y cultivarlas, ya sea en términos de amistad, familia o comunidad. Tal como muestra la investigación sobre las “Zonas Azules”, es clave tener un sentido de pertenencia a un grupo humano, lo que ellos llaman “tribu”, que no son más que nuestros vínculos significativos y cómo los mantenemos, cuánto bien nos hacen ciertas relaciones y cuánto tiempo invertimos en ellas. Poner más atención a ello resulta fundamental para pensar en una vejez acompañada y compartida.

Pensando en la diferencia entre hombres y mujeres mayores de 60 años, ¿cómo ves las diferencias presentes en las redes de apoyo disponibles? (Las cifras de la encuesta CASEN indican que hay más mujeres mayores de 60 años solteras y viudas, así como sin pareja y sin hijos).

Como señalaba anteriormente, no es lo mismo envejecer hombre que envejecer mujer, y eso debe ser considerado al momento de diseñar una intervención o programa social para las personas mayores. Además de eso, ser mujer en Chile representa una serie de desigualdades sociales, económicas, laborales, entre otras. Estas desigualdades se viven a lo largo de la vida, en las distintas etapas, así también en la vejez. A pesar de ello, la oferta pública considera solo declarativamente un enfoque de género; pero no se encuentran programas sociales que efectivamente tanto en su diseño como en su implementación, incorporen la heterogeneidad e identidad en términos de género.

Puntualmente, lo que respecta a la mayor cantidad de mujeres, no se visualizan acciones coordinadas entre las instituciones que trabajan por los derechos de la mujer con aquellas que trabajan por la calidad de vida y los derechos de las personas mayores. Ha sido interesante, por ejemplo, para nosotros como Programa del Adulto Mayor UC, capacitar a profesionales de PRODEMU, organización que históricamente ha trabajado por el desarrollo y empoderamiento de la mujer y que hoy ha visto cómo las mujeres de las comunidades en las que se insertan son, principalmente, mujeres mayores. Esto les ha desafiado a comprender cómo es la vejez como etapa de vida, y qué experiencias representa ser mujer y envejecer en Chile.

Habitualmente, en el trabajo con mujeres mayores emergen experiencias de vida difíciles y dolorosas, como violencia en todas sus formas, discriminación y postergación del desarrollo personal. Pero también existen experiencias de liderazgo y dirigencia femenina en movimientos sociales, tales como la reforma universitaria en Chile, el movimiento sindicalista y el sufragista. Es fundamental que las intervenciones profesionales vayan considerando esto y lo incorporen en sus objetivos, diseño e implementación, como un foco específico de trabajo.

Finalmente, ya nos mencionaste anteriormente la necesidad de generar más redes entre las redes de apoyo formales, podrías profundizar un poco más en este pensando en las maneras de mejorar la política pública referida a redes de apoyo de las personas mayores. (¿cómo hacemos efectivamente partícipes a todas las partes?)

Creo que la política pública necesita avanzar, desarrollarse, volverse más sólida y ganar visibilidad. En ello, la generación de redes es imprescindible. Generar una red requiere un ente coordinador, que conozca lo que hacen los territorios, que pueda identificar los actores (eventuales o reales) que deben estar presentes en una red de servicios gerontológicos. Para formar una red se requiere información y comunicación entre los componentes de la red, así como también liderazgo para mantenerla activa y generar espacios de interacción. Con todo, lo que quiero transmitir es que generar una red de servicios gerontológicos debe ser un objetivo de la institucionalidad pública, no es algo que podamos esperar a que se consiga espontáneamente. Es muy probable que existan una serie de iniciativas exitosas, innovadoras, interesantes, de trabajo con personas mayores, y que no conocemos y que no aprovechamos, solo porque no existen espacios formales y planificados para que ello ocurra.

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Lo que no debe pasar es que existan distintas trayectorias de vida a propósito de tu género
Lo que no debe pasar es que existan distintas trayectorias de vida a propósito de tu género

Las mujeres alrededor del mundo integran la mayor proporción de personas mayores y Chile no es la excepción. En esta línea, la diversidad de los individuos generada por el género es algo que ha influenciado a las personas mayores de la actualidad, en ocasiones definiendo sus roles debido a aspectos socioculturales del país y -en otras- por la trayectoria de vida que llevaron. Es por ello que en esta edición se entrevistó a Olivia Larraín, Coordinadora Académica del Programa de Adulto Mayor de la Universidad Católica, quien comparte su conocimiento sobre las distintas aristas de envejecimiento y género.

¿Qué factores contribuyen a un buen envejecimiento?

Hay que pensar el envejecimiento como algo que ocurre en el curso de vida. En ese sentido, lo más importante es la manera en que se vive. Lo que será fundamental para la vejez que tenga una persona es el cómo envejeció, especialmente las condiciones de vida que transitó.

¿Qué nos diferencia de otros países?

Lo que ha sido fundamental y nos diferencia en términos de longevidad son los avances de salud pública. Todo lo que se refiere a avances en medicina, políticas de promoción y prevención, ha permitido que las personas puedan tener una mayor longevidad, es decir, que vivan más años. Pero esto no tiene relación con la calidad de vida de esos años. Está el logro de aumentar la expectativa de vida, con mejoras en salud, pero no se ha logrado que eso mismo se vea reflejado en la calidad de vida de las personas mayores.

Perspectiva de género

¿Cómo condicionan los roles y patrones de género a las mujeres mayores del Chile de hoy?

Las mujeres mayores del Chile de hoy son mujeres que vivieron y crecieron en una sociedad donde los roles de genero estaban muy marcados. El ser mujer estaba fuertemente asociado al cuidado de otros y a estereotipos más ‘clásicos’, los que marcaron sus trayectorias de vida. Entonces, si lo pensamos desde la idea del cómo era ser mujer en Chile hace 30 o 40 años, se podría pensar en que existía una menor diferenciación en las trayectorias de vida, se creció con ‘un camino’.

¿Existía una baja valoración del rol de la mujer?

La falta de reconocimiento tiene relación con la normalización que se ha dado, en la medida que se normalizó que la mujer se quedara en la casa. Se dejó de ver que gracias a eso, el hombre podía trabajar tranquilamente, sin la carga mental de tener que cumplir en el mundo privado del hogar. Se generaron relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres en las que se normalizaron distintas funciones o roles. En esa medida, la falta de reconocimiento es porque era algo que ‘correspondía’ y era parte del ‘ser mujer’. Siento que desde ahí puede venir esa falta de reconocimiento. Sin embargo, esta situación -en los últimos años- ha generado cuestionamientos sobre la trayectoria de vida. Es un inicio para que a futuro no sea relevante si se es mujer o hombre, sino que tengamos todos las mismas oportunidades, que comencemos a preguntarnos sobre esas elecciones y sobre las implicancias que tienen, o el reconocimiento que significarían. Antes, probablemente estaban invisibilizados porque culturalmente era ‘lo que tocaba’ o lo que ‘correspondía por ser mujer’.

La definición de rol era mucho más marcada y existían relaciones de poder desiguales. Por ejemplo, hay autores que indican que se ubicaba al hombre en una figura de proveedor, de la vida ‘externa’ al hogar o pública, pero no hay que olvidar la carga que eso pudo significar para los hombres. La falta de un enfoque de género es un problema que afecta tanto a hombres como mujeres.

¿Consideras que ha habido cambios respecto a este tema?

En mi opinión, hombres y mujeres, al menos las generaciones actuales, han envejecido de manera distinta, porque las trayectorias de vida que se les ha permitido tener han sido diferentes. En ese sentido, ambos géneros, han tenido repercusiones negativas.

¿Cómo visualizas esas repercusiones?

Por un lado, la mujer contaba con un bajo nivel de reconocimientos; camino en el que se está trabajando y mencione. Y por otro, las generaciones mayores de hombres se han visto perjudicadas en relación al establecimiento de redes, que tienen que ver con la comunidad, con el pertenecer, con el contribuir desde ella, lo cual es reconocido como un factor protector del envejecimiento.

El hombre mayor actual creció en una sociedad donde no estaban favorecidas las redes de apoyo como algo que se potenciara en el género masculino. Entonces, ahí tienes un envejecimiento con un mayor aislamiento. Ocurre mucho que hombres que se quedan viudos, mueren más rápido o que, en las participaciones de talleres, de cursos que existen para personas mayores, el 80% sean mujeres. Existe algo en la crianza del hombre que dificultó el cuidado propio desde las redes.

Ahora, sumemos a eso el aspecto de desconexión. Muchas veces se les negaba el ámbito emocional. El hombre que actualmente es mayor, creció reprimiendo el llorar, el sentir pena o sentir angustia. Eran emociones que debían autorregular, lo que tiene implicancias en términos de salud mental. Por ejemplo, en el tema de suicidio, los ocurridos en hombres mayores son mucho más ‘efectivos’.

También está el tema de las tareas. Tienes hombres que socialmente estaban ‘obligados’ a ser el proveedor, a mantener económicamente a la familia, esto es pensando estereotípicamente los roles. El tema de la salud, no solo la mental, sino que también la física, los hombres consultan mucho menos por su salud y cuando llegan, están en estados mucho más avanzados. Hay un tema de autocuidado que no desarrollaron o que culturalmente no se le permitió. Generalizando, podrías decir que se les crió de manera ‘desconectada’ o vinculada fuertemente al producir y al ser cuidado, en el sentido de no cuidar a otros ni cuidarse a sí mismo.

¿Cuál consideras que es el principal desafío en términos de estereotipo que tienen las mujeres mayores hoy?

Afortunadamente, las mujeres que son mayores están en otro mundo respecto del que transitaron en su trayectoria de vida previa. Ahora hay mucho de lo políticamente correcto en cuanto a lo que se le pide o no a alguien. En ese sentido, tienen la suerte de que ahora cada vez más, la sociedad se cuestiona el tener prejuicios, el discriminar, pero sin duda, uno de los desafíos de ser mujer mayor hoy tiene que ver -en parte- con la ‘asexualización’, es decir, una negación de la sexualidad. Ser hombre mayor hoy es atractivo, pero ser mujer mayor hoy se vincula al ‘ser abuela’.

En ese sentido, para las generaciones actuales, la imagen que tenemos de una mujer mayor de 60 años es muy antigua, que no tiene nada que ver con las mujeres mayores de ahora. Un ejemplo un poco extremo lo tienes en Madonna, que tiene un poco más de 60 años, y nos llama la atención porque para nosotros una mujer de esa edad no puede estar semidesnuda en un escenario. Hay cosas que han ido cambiando. Las mujeres están más empoderadas, pero te encuentras con ciertas aristas que siguen latentes y en el inconsciente, que tienen que ver con una imagen estereotipada que tenemos de la mujer mayor. Entonces, ahí se pueden dar cosas como que la mujer podría permitirse en menor medida el tener pareja o volver a casarse. Lo más problemático podría ser que se cuestione sus elecciones actuales de vida.

¿No ocurre lo mismo en los hombres mayores?

Algunas cifras indican que cuando el hombre queda viudo, sino se casa o empareja rápido, muere pronto y algunas mujeres mayores, por el contrario, cuando se quedan viudas, experimentan sensación de libertad. Quizás estas últimas se dan cuenta de que estaban en relaciones difíciles y que la etapa de abuso ya pasó. En términos de trayectorias de vida, las diferencias de roles, los vínculos con sus parejas estaban normalizados, especialmente el aspecto de estar en una relación de poder desigual. Entonces estaba mucho la sensación de que no podían elegir salir de ahí. En cambio, ahora no tienen que elegir.

¿Hay mayor empoderamiento entonces por parte de las mujeres mayores actuales?

Cada vez más mujeres mayores se atreven en su sexualidad o en su vida en general, pero tiene que ver el hecho de que hay una sociedad que les dice: ‘tú puedes elegir lo que quieres’. Antes no se daba tanto o la tuvieron y el aspecto social no apoyaba sus decisiones. En ese sentido, en términos personales, quizás algunas se están atreviendo, divorciándose o empezando una nueva vida en pareja, o se están atreviendo a vivir una sexualidad que previamente no se atrevieron a vivir. Puede ser que ahora hay más que dicen: ‘me atrevo’, pero estereotípicamente -como sociedad- tenemos la imagen de la abuelita, que va cambiado obviamente.

Esta imagen de “abuelita” que mencionas es algo que está muy inculcado en nuestro país. ¿Tiene que ver con que la sociedad ve mayores a las mujeres en edades más tempranas que a los hombres?

Posiblemente, en este tema de la imagen hay una alta desigualdad de género. A la mujer se le ha exigido o está metida en una sociedad donde existe culto a la juventud y a lo inmediato. Todas las imágenes de lo que es ser deseada están vinculadas o asociadas a la publicidad. Ahí se da una suerte de dictadura de la juventud, lo que atañe directamente a la mujer y no al hombre. El hombre se ve más atractivo con la edad, el típico dicho de ‘estar como el vino’. Esto ocurre en menor proporción en las mujeres mayores.

También, pasa mucho que cuando una pareja termina, la nueva pareja del hombre es mucho menor en términos etarios. La vivencia subjetiva de la mujer, que se separa a los 40 años, surge la idea de que va a tener dificultades para encontrar pareja. Existe una cultura y una publicidad donde la belleza y el deseo están mucho más asociados a la juventud en el caso de las mujeres.

Algo que has mencionado constantemente es el tema de la trayectoria de vida de las personas mayores. ¿Qué eventos o factores sociales afectan la trayectoria de las personas?

La trayectoria de vida, el cómo vive una persona, va desde las condiciones en las que vive, el trabajo que tiene, las condiciones de su salud mental, el tema de vínculos, todo eso afecta a la persona. También, en términos de roles de género y de desigualdades de poder -sin generalizar claro está- pero lo que se ha visto es que los hombres y mujeres actuales han tenido diferentes trayectorias de vida.

También algo muy importante está en las diferencias en términos de recursos económicos. En general, las mujeres que son personas mayores en la actualidad han tenido una trayectoria laboral precaria, con menores ingresos, y eso todavía es así. Las mujeres mayores han tenido una trayectoria de vida más irregular en términos de jubilaciones, de trabajo. Actualmente está un poco más regulado, pero piensa en un evento tan importante como es ser madre, ahí lo más común era que dejaban de trabajar. Entonces, un trabajo irregular e inestable se ve reflejado en menores pensiones y eso genera una diferencia en términos de recursos económicos entre hombres y mujeres.

Otro aspecto importante está en el tema de las redes. Las mujeres han sido más capaces de preservarlas y sabemos que son un factor protector para un envejecimiento saludable y activo. En términos de tareas y de roles, la trayectoria de vida de las mujeres mayores de ahora estaba mucho más asociada a cuidados (cuidado y descuidado). Existe una entrega por otros y un descuidado propio, pero no hay que olvidar que esto también aplica a los hombres. Sabemos que las redes permiten desarrollar mejor calidad de vida en la vejez y la trayectoria de vida masculina de las generaciones anteriores era muy distinta y no necesariamente estaba asociada a forjar redes como en el caso de las mujeres.

¿Cómo ves a las generaciones de adultos mayores del futuro?

Las futuras generaciones de personas mayores van a afrontar todo esto que estamos hablando de manera muy distinta y cada vez será mayor el desafío, porque los acontecimientos a nivel país y a nivel mundial, cada vez van a ser más acelerados. Las personas que trabajamos con personas mayores vamos a tener que actualizarnos mucho más, pero pensando en las nuevas generaciones de personas mayores. Actualmente las personas de 20-30 años presentan cuestionamientos de género complejos al compararlos con las personas mayores actuales, por ejemplo, la idea de un género más ‘fluido’. Entonces evidentemente bajo la idea de un género fluido es impensable pensar en roles asociados a un género en específico. También, con el estallido social, con la contingencia y con cómo está el mundo actual, se ve un período histórico tan potente como lo fue cuando las mujeres empezaron a votar.

¿Podría tratarse de un primer avance hacia la eliminación de roles por género?

Quizás. Ahora nos encontramos con géneros más fluidos, entonces se da la imposibilidad de generar roles asignados. Por otro lado, te encuentras con generaciones que están en contra de estos roles clásicos, hombres que exigen la conexión emocional, mujeres que exigen equidad en términos de sueldo, oportunidades laborales e incluso la crianza de hijos. En esto último, lo que esas generaciones están buscando, es la corresponsabilidad y no que el hombre `ayude´; que ambos cuiden y críen a sus hijos. Ahora, piensa que el envejecimiento que lleva una persona va relacionado a la trayectoria de vida que ha tenido, las generaciones actuales -que serán las personas mayores del futuro- envejecerán con roles menos marcados. Las oportunidades que tengan ya no van a estar tan determinadas por el género, y son generaciones que, si ven eso, que la sociedad busca que se determinen por su género, lo van a combatir o -por lo menos- cuestionar. Son generaciones donde si alguien cuida a otro, también se le va a reconocer, porque ya no va a ser un rol que se definió para esa persona culturalmente, serán generaciones mucho más responsables de la vida que quieren vivir por su heterogeneidad y no por ser mujer u hombre.

Resumiendo, encontraremos diversidad y heterogeneidad de personas mayores, pero no por su género, sino por sus gustos y otros aspectos. El género probablemente dejará o debiera dejar de ser un eje que determine la trayectoria vital y que -por lo mismo- determine el tipo de envejecimiento, al menos eso es por lo que se está trabajando ahora.

¿Cómo ven el envejecimiento urbano vs. el rural desde la perspectiva de la mujer?

En términos estadísticos, la mujer tiene mayor longevidad en lo rural. Pero es complejo, no podría decir si existen diferencias entre ruralidad y urbe en términos de envejecimiento. Evidentemente existen, pero me parece que es algo en lo que se ha ahondado poco. Un aspecto muy beneficioso en la trayectoria de vida de la mujer es la preservación de redes, entonces sería muy importante revisar ese tema. Pero es importante no solo pensarlo en mujeres, la trayectoria de vida en lo rural y la urbe son distintas, tanto para mujeres como para hombres, pero como te comento, el foco de la política pública y de la academia siempre ha estado en la urbe, entonces es imperativo pensar en la generación de información para todos los contextos.

Un tema muy importante al hablar de género y personas mayores es la violencia a las que pueden estar sometidos, ¿Cómo ves esto en el contexto chileno?

El tema de la violencia de género me parece que esta invisibilizado en las personas mayores. Primero, partamos diciendo que hay varios tipos de violencia de género: una ‘normalizada’ y otra más directa, en esta última entras en algo mucho más delicado. Está la más visible: la de golpes y violaciones, entre otros, pero también tienes el maltrato psicológico, denigración y otras. Y en el caso de las mujeres mayores, lo que sucede es que está un poco más invisibilizada. Probablemente porque el plano de lo privado y lo público era algo muy relevante de resguardar y hay también mucha vergüenza y angustia asociada a reconocer la violencia. En ese sentido es difícil para la mujer asumirlo. En algunos casos es probable que cuando muere el conyugue o la pareja se separa, es cuando aparece esta libertad de la que hablamos, de que la mujer siente que puede hacer otras cosas, porque existían cosas que se normalizaron y que en la realidad correspondían a violencia de género.

Para finaliza, ¿Consideras qué Chile está preparado en temas de género y envejecimiento para el futuro?

Más que preguntarnos si está preparado, lo importante es plantear que sí se puede estar preparado. Si aumentamos el foco en la prevención, con educación y salud, se genera un soporte para mejores trayectorias de vida y -por lo tanto- mejores envejecimientos. Creo que el gran problema sería si nos focalizamos en tratamientos y no en la prevención.

También me parece que es fundamental la formación de profesionales. Se va a necesitar gente mejor formada; encargados de leyes, cuidadores y todo tipo de personas vinculadas al trabajo con adultos mayores, porque existen muchas cosas que aumentan con el pasar de los años, como enfermedades crónicas, Alzheimer, demencias, etc. Hay muchas aristas que requieren un arduo trabajo, solo por el hecho de que la población envejece, y si nos enfocamos en los factores protectores podemos apalear todo esto.

En términos de brecha de género, espero que se hagan cosas que no solo impliquen visibilizar, sino que también sean actos ejecutables reales. Sabemos que existen diferencias en términos de relaciones de poder, de maltrato, de roles, de recursos económicos, eso está muy visibilizado, pero debemos pasar del saber al hacer algo al respecto. También, personalmente, creo que no se trata de la igualdad, sino que de la equidad. Un buen ejemplo es esa imagen donde tienes 3 personas, con distintas alturas, están tratando de ver por una cerca, y se entrega el mismo piso de 30 cms. Sin embargo unos necesitan más y otros menos, es necesario reconocer la heterogeneidad y diversidad de la persona, entonces debemos generar equidad en base a ellas.

El desafío es considerar la diversidad, pero aboliendo la diferencia o cualquier discriminación o violencia hacia la mujer. Lo que no debe pasar es que existan distintas trayectorias de vida a propósito de tu género. No es que seamos todos distintos en torno a ser hombre-mujer, sino que somos todos distintos como personas. Debemos considerar la diversidad como sujetos y no debido al género.

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