Sobre el 80% de los fallecidos por COVID-19 en el país, corresponden a personas mayores de sesenta años, lo que ha posicionado a este grupo de la población como uno de los focos principales de las autoridades a la hora de determinar medidas preventivas, que en el caso de Chile han considerado cuarentenas obligatorias (para mayores de 75 años), la suspensión de actividades en clubes de adultos mayores y la restricción de visitas a establecimientos de larga estadía, entre otras.
Frente a ello, el estudio analizó las distintas medidas de confinamiento y desconfinamiento aplicadas a este grupo etario, tanto en Chile como en algunos países de Latinoamérica y Europa, con el fin de determinar los desafíos en términos de protocolos, que deberían considerarse a futuro para este segmento.
De acuerdo al reporte, si bien tanto en Chile como en otros países hubo una reacción rápida en torno Al segmento 60+, quedó expuesta una visión “edadista”, es decir de discriminación por edad, por lo que da cuenta de la importancia de avanzar hacia medidas que eviten evitar el uso de límites de edad arbitrarios.
En esa línea, Sara Caro, académica de la Pontificia Universidad Católica, señaló que la aplicación de este tipo de medidas ha evidenciado que en algunos aspectos hay desconocimiento sobre las necesidades y la realidad de las personas mayores en Chile, cosa que también quedó expuesto en los protocolos ejecutados en otros países.
En relación a las cifras, el informe constató que en Uruguay se contabilizan 48 personas fallecidas por COVID-19 de las cuales 45 son 60+ (93.8%). Mientras que mostró que el caso de Argentina, el 80.6% de los fallecidos al 29 de agosto son adultos mayores (60+).
En el caso del primero de estos países, que según las cifras es uno de los que mejor ha enfrentado la pandemia, no se impusieron restricciones a los ciudadanos y el enfoque del plan de prevención consistió en poner en práctica campañas que incitaban a todos los ciudadanos, sin importar su edad, a quedarse en casa y resguardarse haciendo uso de protocolos sanitarios básicos. No obstante, sí fueron adoptados de forma oficial, horarios de compra en la mañana para las personas mayores.
En la misma línea, el reporte mostró que otros países, como Francia y España, también implementaron cuarentenas sin distinciones de edad, habilitando horarios específicos para que las personas mayores salieran e hicieran compras de insumos de necesidad básica y así prevenir los contagios.
Otra tendencia a nivel mundial de la que dio cuenta el reporte tuvo que ver con la implementación de teléfonos de ayuda, gratuitos y con cobertura nacional, cuyo objetivo es acompañar a muchos adultos mayores, que con la pandemia perdieron las formas habituales de relacionarse con sus redes de apoyo, de trabajar, de acceder a servicios sociales y de salud, entre otros. Esta medida cobra mayor relevancia si consideramos que en Chile el 19,1% de los adultos mayores declara sentirse aislado, el 20,2% excluido y el 35,3% siente que les falta compañía. “Si bien esta pandemia deja desafíos importantes con nuestros sistemas de atención médica y de salud pública -escasez de la cadena de suministro, capacidad de atención y tratamientos prolongados- existe un desafío social muy relevante también, que consiste en repensar el lugar de los adultos mayores en la sociedad”, plantea el reporte.
El estudio muestra la opinión de diversos expertos nacionales e internacionales que indican que a pesar que los adultos mayores son uno de los grupos de mayor riesgo de padecimiento de Covid-19, no ha sido tomada en cuenta su heterogeneidad a la hora de implementar medidas de protección y prevención, pero resaltan a la vez, que este escenario puso en la mirada pública a los adultos mayores, dando a conocer sus diversas condiciones de vida.
“A todo esto, se suma que en la actualidad se puede ver una mayor preocupación familiar y de la sociedad por las personas de tercera edad. Por otro lado, ahora que gran parte de la población mundial ha experimentado lo que es el aislamiento social y los sentimientos de soledad que vienen apareados, se puede llegar a un mejor entendimiento de este fenómeno y encontrar formas de que no se perpetúe. En este sentido, desde una mirada optimista, como sociedad tenemos una oportunidad única para mejorar, pues se ha ganado conocimiento y conciencia de las situaciones desventajosas en la que se encuentran los adultos mayores”, destaca Macarena Rojas, directora de gestión de Observatorio del Envejecimiento.
Finalmente, el análisis indica que algunas formas de superar las barreras impuestas a las personas mayores es gestionar instancias que permitan el contacto intergeneracional y reivindicar la figura de los adultos mayores, así como fomentar su participación en la toma de decisiones en relación a políticas públicas que los involucren.
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