Tomando como referencia la evolución de las atenciones de urgencia en este grupo de la población durante 2020, el reporte destaca que la tendencia a la baja se profundiza en septiembre respecto a 2019, a pesar de la aplicación de medidas de desconfinamiento.
La medicina preventiva juega y jugará un rol clave en la salud de las personas de Chile durante parte importante de su ciclo de vida y, en especial, en las etapas posteriores a los 60 años.
En ese contexto, se elaboró un reporte sobre medicina preventiva en adultos mayores en tiempos de pandemia, detectando que las consultas médicas en las personas sobre 65 años -tomando como referencia las atenciones de urgencia entre el 1 enero y el 6 septiembre- han caído hasta 78% en la Región Metropolitana. Esta baja se registró durante la primera semana de septiembre, período en el que las medidas de desconfinamiento ya se estaban comenzando a aplicar.
El reporte -que incluye la mirada de diversos expertos del sector público y académico- destaca que la pandemia del COVID-19 ha afectado a todo tipo de atenciones de salud, tanto por las solicitudes y estrategias de la autoridad para no exponer a las personas, sean mayores o no, así como también por la disposición de las propias personas a asistir a instancias necesarias para su salud.
“En este sentido, la importancia de enfrentar la salud, tanto referida a atenciones preventivas, de urgencia como a controles de enfermedades crónicas, se transforma en un desafío que se deberá asumir a la brevedad, en especial si se considera que no existe una solución concreta a la pandemia de Coronavirus en el corto ni en el mediano plazo y una disminución constante y de tal magnitud en las atenciones plantea potenciales problemas en la salud de la población”, destaca el estudio.
María José Gálvez, directora de estudios del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), al ser consultada en el reporte sobre los potenciales efectos de la pandemia, indica que “las personas por no haber ido a consultar a tiempo se pueden haber expuesto a ciertos riesgos y ciertas patologías que, sin una rehabilitación temprana, pueden tener consecuencias importantes en la discapacidad, entiéndase enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, traumatismo encéfalo craneanos, entre otros, que en el fondo van a seguir existiendo y que si no se consulta a tiempo o existieron barreras de acceso a la rehabilitación podrían terminar en una discapacidad”.
En tanto, el Dr. Pedro Paulo Marín, geriatra y jefe de la Sección Geriatría de la Facultad de Medicina UC comenta que “es posible que enfermedades no cuidadas por temor a contagiarse de COVID u otra enfermedad empeorarán, desde una atención de urgencia hasta los controles comunes que se realizan”.
Este reporte plantea que el desafío para el futuro debe hacer frente a nuevas metodologías de atención, en donde sea posible asegurar el tratamiento y la consulta constante en la población, en especial para aquellos grupos que se pueden ver afectados al detener su tratamiento.
“En el caso de las personas mayores el sistema público juega un rol fundamental, no solo porque es el sistema principal que ocupan (9 de cada 10 se atiende en FONASA), sino porque permite la articulación de sus comunidades, reflejadas en sus familias, amigos y redes de apoyo, con el resto de los sistemas públicos, tales como municipios y los programas con foco en la población 60+”, destaca el estudio.
En esa línea, Jorge Browne, médico del equipo de geriatría UC, señaló en el reporte que “cuando uno habla de salud, entendida en el contexto más amplio, uno debiera pensar que prevención significa los apoyos de redes locales, comunitarios; salud puede significar el poder caminar, poder contactarte con tus redes familiares, entre otras cosas. Entonces, es necesario englobar prevención como un ‘paraguas’ más amplio que los servicios de salud”.
Revisa el reporte completo AQUÍ.