3 de cada 10 personas mayores tendrá más de 80 años en 2050 en el país: ¿Está Chile preparado?

3 de cada 10 personas mayores tendrá más de 80 años en 2050 en el país: ¿Está Chile preparado?
3 de cada 10 personas mayores tendrá más de 80 años en 2050 en el país: ¿Está Chile preparado?

Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

Estudio revela que los chilenos son cada vez más longevos, pero no necesariamente experimentan una mejor calidad de vida. La baja tasa de educación, los índices de dependencia y el trato injusto que perciben por parte de distintos actores de la sociedad, inciden directamente en su satisfacción vital. 

Desarrollar una concepción de envejecimiento positivo es uno de los mayores desafíos para un país donde más de 1 millón 900 mil personas pertenecerán a la cuarta edad en los próximos 30 años.

8 de marzo de 2023.- El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibiliza la calidad de vida y el aumento exponencial de las personas 80+ en Chile. Hace 3 décadas, solo un 11% de la población mayor tenía más de 80 años, actualmente equivale a un 16,4%, y para el 2050 se espera que ascienda a un 28%, es decir, un 9% del total de habitantes. Un fenómeno que conlleva importantes desafíos, especialmente en relación al bienestar de la cuarta edad, compuesta hoy por un 62% de mujeres. 

Lo anterior, si bien refleja un aumento en la esperanza de vida, es relevante preguntarse cómo están envejeciendo los chilenos, cuáles son las percepciones en torno a su salud, autonomía, sexualidad, necesidades materiales y sociales, entre otros aspectos que afectan su bienestar. Por ejemplo, la población 80+ en Chile alcanza -en promedio- apenas 6,5 años de escolaridad, lo que a su vez, conlleva menores ingresos económicos, mayor presencia de enfermedades crónicas y, por ende, una menor calidad de vida. Dicho esto, el nuevo estudio revela la alta heterogeneidad en condiciones de vida de las personas mayores.

Salud preventiva y dependencia

Según precisa el reporte, 7 de cada 10 personas 80+ presentan factores de riesgo o enfermedades crónicas como presión alta o hipertensión, siendo el problema principal de este grupo etario (69,8%). Le siguen la artritis, osteoartritis o reumatismo, con un 36%, el colesterol alto con un 35,3% y la diabetes o azúcar elevado en sangre con un 29,6%. Sin embargo, el 78,5% declara tener mejor salud que otros de su misma edad, una percepción que va bajando a medida que aumentan los años. 

El mayor temor de la cuarta edad es la dependencia y, pese a que pueden influir multiples factores, el deterioro en la salud, es determinante. El 65,9% de las personas entre 80 y 89 años es autónoma, pero sobre los 90 años, la dependencia aumenta a un 62,7%, liderando en este grupo las mujeres con un 70,9%. 

Si a esta situación se le suman los dolores crónicos, la percepción de la calidad de vida empeora. Este hecho propone un punto de partida para considerar como prioritarias aquellas enfermedades que causen un impacto negativo en el nivel de autonomía física y, por otro lado, también es relevante poner el foco en las estrategias de prevención. 

Para la Dra. Marcela Carrasco, Directora del Departamento de Geriatria UC, “La educación, no consumir alcohol, no abusar de tabaco, el control de las enfermedades crónicas, el sedentarismo, el corregir los déficits visuales y auditivos, la salud mental, tratar la depresión cuando aparece; puede llegar a reducir en un 40% la carga de demencia, que es tremendo, es muchísimo”.

Educar sobre el buen trato 

La salud mental también es primordial en dichos esfuerzos preventivos, la sensación de soledad y las relaciones interpersonales influyen en la percepción de satisfacción vital. A pesar de que el 70,9% de la población 80+ vive acompañado, el 42,4% de ellos manifiesta tener sentimientos de soledad, e incluso falta de comprensión por parte de sus cercanos. “En la familia hay mucho miedo y desconocimiento, por eso es muy importante educar en estos temas a toda edad, para no patologizar a las personas por el hecho de ser mayores”, explica la académica UC y directora del CEVE, Soledad Herrera.

La sexualidad, por ejemplo, es un tema casi invisibilizado, 1 de cada 10 personas sobre 80 años dice tener una vida sexual activa. La mayoría no lo considera importante y existe una brecha de 14 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, siendo ellas quienes presentan menor interés. “Para las mujeres está el tema de la vergüenza con el cuerpo, muchas veces se privan de la parte placentera de la sexualidad por el temor a ‘no, esto es cosa de jóvenes’. (…) Hay hartas expectativas respecto a la sexualidad y desconocimiento del erotismo como posibilidad”, explica la doctora en psicología y terapeuta, Consuelo Undurraga.

Los estereotipos en esta etapa de la vida pueden jugar en contra del bienestar, de hecho un 35,4% de las personas 60+ ha sentido que los medios de comunicación muestran una mala imagen de este segmento, mientras un 34,3 % ha percibido trato injusto en servicios de salud y un 25,4% en los servicios públicos o municipios. En términos de percepción de autonomía, 3 de cada 10 personas mayores de 80 años perciben con frecuencia que otras personas organizan su vida y que toman las decisiones que son importantes para ellos. De ahí que para Consuelo Undurraga, “es imprescindible hablar sobre el buen trato, porque los hijos en la medida que empiezan a tomar el poder sobre los padres, porque no conocen (sobre buen trato), los desligan del mundo real y empiezan a infantilizarlos, como sucede también en los servicios de salud”.

En ese esfuerzo están algunos organismos públicos y privados, como el caso de la Compañía de Seguros Confuturo que, a través de diversas acciones, busca contribuir al bienestar del segmento 60+. “Como parte de nuestra estrategia de sostenibilidad trabajamos para realizar aportes concretos a este segmento, destacando por ejemplo el Portal de Formación Confuturo, plataforma gratuita, para toda la comunidad, que permite adquirir nuevas herramientas digitales, computacionales e incluso manualidades; además, impulsamos fuertemente el talento senior a través de ofertas laborales y capacitaciones para que personas mayores, que quieran mantenerse activas encuentren espacios y sigan aportando desde su experiencia, la cual es muy enriquecedora para las organizaciones. Es un gran desafío con el cual estamos muy comprometidos”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

Este proyecto nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile, con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Brecha laboral en personas mayores: solo 17% de las mujeres tiene trabajo, versus el 40% de los hombres
Brecha laboral en personas mayores: solo 17% de las mujeres tiene trabajo, versus el 40% de los hombres

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibiliza la situación laboral de mujeres sobre 60 años, dando cuenta de la precariedad en que se desarrollan, la falta de oportunidades, las brechas salariales, la informalidad y la incidencia del nivel educativo en la tasa de ocupación femenina senior. Una radiografía que, en vista del envejecimiento acelerado de la población chilena, necesita urgente atención por parte del mundo público y privado. 

El estudio revela que, durante la pandemia, la participación laboral del segmento 60+ retrocedió 10 años y, si bien las mujeres han podido recuperarse en 2022, alcanzando un 17% de ocupación, todavía están muy por debajo de los hombres, quienes representan casi un 40%. Diferencia más abismante aún, si se considera el rango etario de 60 a 69 años, donde ellas llegan al 27,7% de empleabilidad, versus 60% de los hombres. 

Para la psicóloga y experta en salud ocupacional Nora Gray, “las condiciones de empleo de las mujeres son peores que las de los hombres, hay acceso a trabajos más parciales, de menor calidad, ingresos, protección y formalidad”. Una situación que, según el sociólogo y académico UC, Ignacio Cabib, para este grupo en particular de la población que hoy tiene más de 60 años, podría deberse al “modelo cultural del hombre como proveedor material único o principal de los hogares. Eso fue algo que atravesó clases sociales, niveles educativos y situación marital”, explica.

En efecto, casi la mitad de las mujeres senior que trabaja -un 49,5%- lo hace informalmente, mientras que el 60% de los hombres lo hace de manera formal. Una brecha que aumenta si se considera el salario, donde ellas perciben, en promedio, un 26% menos que los hombres -es decir, $146.500 en detrimento de las mujeres-, cifra que sobrepasa los $256 mil en el caso de la Región Metropolitana. 

Por otro lado, el nivel educativo también afecta la participación laboral. Apenas el 11,1% de las mujeres con enseñanza básica inconclusa tiene trabajo, versus el 40,9% de aquellas que tienen un postítulo completo. En este sentido, el sociólogo Ignacio Cabib advierte: “Ciertamente son desventajas acumuladas, pero hay una que es muy marcadora de esa generación, que es el bajo nivel educativo (…) si se mezcla con ausencia en el mercado laboral, resultan mujeres que no conocen oficios ni rubros, no tienen vínculos ni redes”.

La integración requiere capacitación                                                             

La falta de herramientas y educación continua son una de las principales barreras de entrada para el mundo laboral senior. Sólo una de cada 10 mujeres se capacita en Chile, pese a que un 30% manifiesta interés en hacerlo. Desde el ámbito público, el SENCE amplió el rango etario de su oferta de becas en 2019, además de la entrega de subsidios a privados para la contratación y capacitación de personas mayores de 60 años. Sin embargo, los 500 cupos en ejecución este año, son insuficientes para satisfacer la demanda.

Un desafío del que se hace parte la Compañía de Seguros Confuturo desde 2020, cuando se propuso atraer a talentos senior a sus equipos. “Como Compañía tenemos el objetivo de contribuir al bienestar de las personas mayores en Chile, y parte muy relevante de esto tiene que ver con mantenerse activos y vigentes. El trabajo les abre oportunidades no solo a ellos de aportar todo su valor senior a las organizaciones, sino que por parte de las empresas, de enriquecer sus equipos de trabajo a través de la intergeneracionalidad, y ese es el camino que estamos desarrollando fuertemente”, afirma Christian Abello, Gerente General de Confuturo. 

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo aborda los desafíos de la educación continua 60+
Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo aborda los desafíos de la educación continua 60+

Solo un 15 por ciento de las personas entre 60 y 70 años se capacita en Chile

  • El estudio visibiliza los niveles de educación y la escasez de oferta de formación continua para los mayores de 60 años. Pese a que un 41% de las personas entre 60 y 69 años quiere capacitarse, solo un 15% lo logra.
  • En la actualidad el promedio de escolaridad de adultos 60+ en Chile es de 9 años, superando los 7,4 del resto de Latinoamérica, y muy cerca de los 9,9 años de países OCDE. La brecha entre hombres (9,3 años) y mujeres (8,7 años) se ha reducido a 6 meses de diferencia.
  • Desde 1990 a 2020 se ha duplicado la cantidad de personas mayores que han alcanzado la educación superior profesional o técnica (17,1%). La mayoría de ellas pertenecen al quinto quintil de la población, con 14 años de escolaridad, versus 8 años que promedian el resto de los quintiles.

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, da cuenta del nivel educativo de las personas mayores y la necesidad urgente de mejorar la oferta y acceso a la educación continua para este grupo etario. Apenas un 15% de las personas entre 60 y 70 años se capacita, cifra que se reduce a solo un 7% si se considera el promedio de quienes tienen 60+.

El estudio revela que los niveles de educación superior de este segmento de la población, entre 1990 y 2020, aumentaron a más del doble, alcanzando un 17,1%, mientras que un 40,1% llega al nivel básico y un 37,6% a la enseñanza media y/o técnica.

Por otra parte, la situación socieconómica y la zona de residencia de las personas, se relacionan notoriamente en sus niveles de educación. El quinto quintil alcanza 14 años de escolaridad, mientras que el resto de los quintiles promedian 8 años. Y, quienes viven en zonas urbanas cuentan con 3 años más de escolaridad que en las zonas rurales.

Según datos sobre la proyección educativa de los países OCDE, Chile aumentará su escolaridad actual de 9 años a 11,5 en 2050, cifra superior al promedio que se espera para el resto de los países latinoamericanos (10 años al 2050).

Desafíos de la educación continua para la “nueva vejez”

Gracias a los niveles educacionales más altos que hoy presentan las personas mayores, los expertos hablan de la generación “nueva vejez”, un grupo con más expectativas de participación en la sociedad y de roles, que a su vez, necesita educación continua.

En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la educación continua como un pilar del envejecimiento activo, ya que mejora el bienestar de las personas sobre 60 años y su calidad de vida, generando mayor autonomía, autoeficiencia y autoestima. De hecho, en promedio, el 27% de las personas sobre 60 años manifiesta que sí le gustaría capacitarse, pero solo el 7% declara asistir a algún taller o curso una vez por semana.

La realidad es que las oportunidades de seguir aprendiendo se reducen cada vez más con los años. Entre las razones que dificultan el acceso a la educación continua se encuentran la falta de oferta, el costo elevado de algunas propuestas, el manejo tecnológico y el edadismo o discriminación por edad.

Macarena Rojas, Directora de Gestión del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo y Directora ejecutiva del CEVE-UC, advierte que “en nuestro país -en general- la educación de adultos no ha sido considerada y la educación de personas mayores practicamente no existe”. Idea que corrobora Gladys González, Jefa de Unidad de Gestión de Programas del Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA: “La educación (…) como formación continua, aún no existe como tal; que la persona mayor tenga oportunidad de ir formándose en distintos temas de manera permanente y desde la experiencia, desde los intereses de las personas, falta para eso”, afirma.

Escasez de programas educativos

Hasta ahora los esfuerzos por desarrollar programas especiales para este grupo etario, se concentran en 270 de los 346 municipios del país (la mayoría de ellos con fines recreativos), 10 universidades (aún bajo si se compara con las 71 de España y las 180 de Brasil), SENCE y algunas cajas de compensación y empresas privadas, como Compañía de Seguros Confuturo que, a través de una plataforma online, ha puesto a disposición de la comunidad, cerca de 27 cursos a la fecha, beneficiando a más de 8 mil 600 personas de manera gratuita.

Dentro de las temáticas que generan mayor interés están computación (18%), tejido y manualidades (13%), salud, deporte y ciudado personal (10%). Mientras que en el área técnica, las capacitaciones de SENCE más demandadas tienen relación con Servicios a las personas (58%). Por su parte, las mujeres y las personas con niveles de educación más elevados son quienes más participan.

Para Christian Abello, Gerente General de Compañía de Seguros Confuturo, “las nuevas generaciones de personas mayores están buscando más espacios de participación y aprendizaje, y como sociedad tenemos el deber de trabajar desde todos los sectores para brindarles esa posibilidad y que puedan adquirir permanentemente nuevas herramientas que los ayuden a mantenerse activos, contibuyendo así a mejorar su calidad de vida y bienestar general”.

Para 2050, se proyecta que el 30% de la población chilena sea mayor de 60 años y, en este sentido, el Reporte propone revisar con urgencia las políticas del Estado que permitan priorizar y desarrollar programas educativos basados en la gerontología. Con ello se podría generar más conocimientos en el área y mejorar las propuestas existentes.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Cuatro de cada diez personas en situación de calle son mayores de 50 años
Cuatro de cada diez personas en situación de calle son mayores de 50 años

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, visibiliza la realidad de las personas mayores en situación de calle. Sus conclusiones revelan que este grupo ha ido en aumento en los últimos años, lo que establece una serie de desafíos en la búsqueda de soluciones. 

De acuerdo con el análisis, actualmente 8.359 personas sobre los 50 años viven en situación de calle, lo que corresponde a un 43% de total de quienes experimentan esta condición en Chile. Este grupo, además, ha aumentado un 15% respecto de lo registrado en 2020.

A partir de los 50 años es posible considerar como “mayores” a las personas que viven en situación de calle, pues en el contexto que habitan comienzan a experimentar cambios en su fisiología más asociados a la etapa de adultez mayor, y presentan más enfermedades crónicas y escenarios de discapacidad.

El reporte explica que vivir en situación de calle se gesta a partir de diferentes factores y eventos, y en las personas mayores suele darse por vulnerabilidad económica y pérdida de lazos familiares. En este sentido, se resalta la importancia de brindar oportunidades laborales apropiadas para este segmento y fortalecer los lazos tanto familiares como con la comunidad. 

Más hombres que mujeres

Del total de personas mayores en situación de calle en nuestro país, el 89% son hombres. En cuanto a distribución geográfica, el mayor porcentaje se encuentra en la Región Metropolitana con 42%, a la que le sigue Valparaíso con 11% y Biobío con 8%. Más atrás están las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y El Maule con aproximadamente un 5%. En general, en las regiones del sur viven menos personas mayores en situación de calle (bajo un 2%).

Sara Caro, trabajadora Social y académica de la Universidad Católica, ahonda en lo que significa envejecer en la calle y sus implicancias en el bienestar del segmento 60+. “Existen muchas trayectorias de vida en la calle, envejecer en ella depende de esas historias, pero de igual manera el vivir en calle merma el desarrollo de las personas y afecta todas las dimensiones de bienestar que habitualmente estudiamos. El cuerpo también está sometido a un estrés permanente, porque son personas que están atentas al riesgo, lo que mantiene su sistema en alerta permanente. Entonces cuando eres persona mayor ya tienes un deterioro en tu salud física cognitiva relevante, por ese sistema de alerta que ha estado permanentemente activo”. 

Añade que “generalmente estas personas mayores se encuentran más solas, con menos redes, menos oportunidades laborales y más problemas de salud. También existen diferencias entre mujeres y hombres mayores en situación de calle, ya que las mujeres suelen encontrarse en escenarios aún más vulnerables y precarios”.

Faltan programas especializados

Si bien se destaca que en Chile existen programas públicos y privados que brindan apoyo a las personas en situación de calle, los expertos entrevistados en el reporte consideran que aún existen brechas para trabajar adecuadamente en el segmento 50+. “Muchas veces las metodologías y orientaciones aplicadas a las personas sobre 50 años son las mismas que se utilizan en la atención de cualquier otra persona sobre 18 años en calle, entonces falta esta mirada de especialización, de entender que requieren una intervención distinta, una propuesta de trabajo individual ajustada a sus necesidades, a sus capacidades, a su daño”, comenta Sandra Castro, directora ejecutiva de la Corporación para la Atención Integral del Maltrato (CATIM).

Por ello, el reporte dice que es importante comprender la complejidad de esta situación social y enfocar iniciativas para este grupo con una perspectiva de género y de territorio, que permita ajustarse a las realidades particulares de cada uno. Asimismo, indica que “es necesario incluir un enfoque gerontológico que aborde integralmente las necesidades de las personas mayores en esta situación”.

Para Christian Abello, Gerente General de Compañía de Seguros Confuturo, la investigación del nuevo reporte “da cuenta de la dura realidad que enfrentan miles de personas mayores en situación de calle, con todas las consecuencias que esto conlleva para su bienestar. Por lo mismo, es vital visibilizar esta temática y trabajar -tanto en ámbito público como privado- en pos de una mejor vejez a través de la prevención de la llegada a la calle, como también por la mejora en las condiciones para quienes ya se encuentran en ella”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Uso de Internet y Tecnologías de la Información y Comunicación en las Personas Mayores
Uso de Internet y Tecnologías de la Información y Comunicación en las Personas Mayores

Un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, destacó cómo la pandemia afectó el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TICs), aumentando su uso entre las personas mayores, aun cuando éstas se mantienen atrás respecto de sus habilidades digitales en comparación con grupos de menor edad.

El estudio llamado “Uso de Internet y TICs en las personas mayores”, muestra que, con la llegada de la pandemia, el uso de smartphones presentó un alza significativa en el grupo de personas sobre 60 años. A finales del 2019, 47% de este segmento era usuaria de smartphones, mientras que, al otoño de 2021, los usuarios 60+ alcanzaron un 58%, y son estos dispositivos los que más poseen las personas mayores para conectarse a Internet (42,5%), seguido de computadores o tablets (38,8%).

Aunque esto refleja un avance relevante, el análisis detalla que de acuerdo a la última Encuesta CASEN, el segmento bajo los 59 años es el que más usa Internet (83,4%), existiendo una brecha de 39 puntos porcentuales durante 2017 con los mayores de 60 años (44,0%), de 61 puntos porcentuales con las personas entre 70 y 79 años (22,8%), y de 74 puntos porcentuales con el grupo 80+ (9,8%). Esto implicaría que existe aún un grupo de personas mayores que continúa aislado digitalmente.

Al comparar el uso de Internet con otros países OCDE, en un grupo de personas entre 55 y 74 años, se observa que los países europeos tienen un mayor uso respecto de los latinoamericanos, con una diferencia promedio de 42 puntos porcentuales. Chile se ubica en el segundo lugar con mayor uso en Latinoamérica (52%), siendo superado solo por Brasil (57%), pero aun así se mantiene muy por debajo de lo visto en Islandia (99%), Reino Unido (88%) y España (76%).

Asimismo, el informe muestra que uno de los factores que impacta en la adopción de TICS es el nivel educacional. Las personas 60+ con niveles educacionales más altos suelen ser en su mayoría usuarias de smartphones (75%), y no hubo un cambio significativo en su uso posterior a la pandemia. Sin embargo, en el caso de las personas mayores con educación básica y media, se vio un aumento de 14 y 15 puntos porcentuales entre 2019 y 2021.

“Generalmente, las personas 60+ con mayor nivel educativo tienen altos sentimientos de autoeficacia, sentirse capaces de aprender algo nuevo, de no tener tantos prejuicios relacionados al envejecimiento. Por otro lado, han estado más próximas a las tecnologías por sus empleos, y han tenido mayor acceso a información, así como también a servicios y dispositivos, lo que no se puede descuidar. El tener un dispositivo tecnológico tiene un costo y éste en general lo pueden cubrir más las personas con mayor nivel educativo” sostiene Javiera Rosell, psicogerontóloga UC e impulsora del Programa 60+Digital.

En cuanto al tipo de uso, previo a la pandemia las actividades que más realizaban las personas mayores con sus celulares inteligentes eran las de comunicación, situando en primer lugar el chat (45%), seguido por el uso de redes sociales (31%), la búsqueda de información (26%) y, por último, los trámites en línea (12%).

Durante la emergencia sanitaria estas tendencias se mantuvieron. El uso de chat sigue primando, con un aumento de 9 puntos porcentuales, y las videollamadas se popularizaron, con 42% durante el primer año de pandemia, y 46% en 2021, marcando diferencias entre género y zona de residencia. Mientras que 68% de mujeres 60+ realizan videollamada varias veces a la semana, un 52% de los hombres 60+ lo hace, y 49% de las personas mayores que viven en zonas rurales llaman frecuentemente durante la semana, versus 63% de quienes viven en zonas urbanas.

Sobre este punto, Alexis Tapia, encargado de la Unidad de Fomento de Participación del Servicio Nacional del Adulto Mayores (SENAMA), señala que la diferencia en zonas rurales se puede deber a “las dificultades de acceso, ya sea por alto costo, porque no llega señal o porque la señal que llega es de muy mala calidad, muy por el contrario de lo que se puede observar en centros urbanos”.

Por otro lado, la búsqueda de información es la actividad que experimenta mayor incremento en pandemia. Si a finales del 2019 el 26% de personas 60+ utilizaba sus smartphones para buscar información, al otoño de 2021 esta cifra incrementa a 42%. Los trámites no experimentaron cambios significativos durante los últimos años, manteniendo un porcentaje bastante bajo (14%) en comparación a sus otros usos, punto que adquiere relevancia si se considera que de manera progresiva muchos trámites presenciales han migrado al formato online (86% de los trámites estatales hoy tienen acceso digital a través de Clave Única).

En ese sentido, frente al escenario de rápida digitalización, que a su vez se da en un contexto de acelerado envejecimiento poblacional, el reporte destaca la importancia de brindar acceso y entregar a las personas mayores más herramientas y habilidades para desenvolverse en el mundo digital.

Junto con ello, el análisis recoge que el uso de TICs incide en una mejor salud mental, calidad de vida y bienestar general en este grupo etario, contribuyendo también a disminuir el aislamiento. Según la Encuesta de Calidad de Vida de la Vejez durante la Pandemia (2021), el 51% de quienes no poseen un smartphone enfrentan un mayor contexto de aislamiento, mientras que en aquellas personas mayores que sí lo utilizan esta situación es del 33%.

A partir de estos antecedentes, se pone en relieve la necesidad mejorar el acceso y conectividad, así como también capacitar y erradicar concepciones edadistas que pueden afectar la disposición de la población mayor a usar e involucrarse con las tecnologías digitales.

Alfonso Otaegui, antropólogo, académico UC e impulsor del Programa 60+ Digital, señala que “es importante reconstruir primero las relaciones con la tecnología como algo no intuitivo, y desde ahí reconstruir también las relaciones intergeneracionales, ya que he visto mucho maltrato hacia las personas mayores por personas más jóvenes que piensan que porque para ellos es fácil de usar, para todo el mundo lo es”.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “la digitalización ha experimentado un rápido avance, lo que sumado al importante cambio demográfico que está experimentando el país, donde para el 2070 se proyecta que el 31% de la población será 60+, hace necesario el trabajo como sociedad para derribar barreras de acceso y participación de las personas mayores, lo que por cierto tendrá un impacto en su calidad de vida y en la inclusión en espacios que hoy les son más esquivos”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Dependencia y Cuidados en la Vejez
Dependencia y Cuidados en la Vejez

Un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, destacó que las personas mayores con menos educación presentan más cuadros de dependencia.

Aunque la dependencia se vincula comúnmente con una condición física o de salud, es necesario comprender que es en mayor medida una problemática de carácter social, indica el estudio. Según la Organización Mundial de la Salud, ocurre cuando las personas no son capaces de desempeñar por sí mismas las actividades de la vida cotidiana y deben requerir apoyo de otras para realizarlas. Es importante considerar que, si bien los cuadros de dependencia funcional son más prevalentes en las personas de mayor edad, no son una característica inherente de la vejez.

Los antecedentes proyectados por el reporten muestran que, mientras solo el 5% de las personas 60+ con estudios universitarios son dependientes, el 32% sin educación formal se encuentra en situación de dependencia. Por su parte, la diferencia existente entre quienes tienen estudios superiores y aquellos con educación básica y media/técnica también es relevante, presentando 12 y 6 puntos porcentuales de diferencia respectivamente.

Junto con ello, el análisis arroja que, en las zonas rurales, que suelen tener índices de pobreza más elevados y un mayor porcentaje de habitantes 60+, hay también más personas mayores dependientes. Ñuble, es la región con el nivel más alto de población rural (30,6%) y de población envejecida (22,6%), y es la que tiene la tasa más elevada de personas 60+ dependientes (20%). Le siguen la Región del Maule y Valparaíso con un 17%; La Araucanía con 16% y Los Lagos con 15%. Todas ellas superan el 20% de población 60+ y 26% de población rural, con excepción de Valparaíso (9%). No obstante, esta región es la que presenta la proporción más elevada de población 60+ del país (23,3%).

En cuanto al género, el 17% de las mujeres 60+ presenta algún grado de dependencia, versus un 11% de los hombres sobre esta edad. Al respecto, María Beatriz Fernández, integrante del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento (CEVE-UC) y del Instituto MiCare afirma que “las mujeres tienen a lo largo del curso de la vida una serie de desventajas en comparación con los hombres, que van haciendo que la dependencia en la vejez tenga cara femenina. Estas desventajas se ven en términos económicos, en no poder acceder al mercado laboral, tener baja escolaridad y en que viven más, todo se suma”.

A lo anterior se suma que las tareas de cuidado recaen en mayor medida en las mujeres, por lo que se habla de una feminización del cuidado. Mientras que el 28% de los resguardos entregados a personas 60+ en situación de dependencia lo llevan a cabo hombres, el 72% lo realizan mujeres. Además, el 52,7% de personas mayores con algún grado de dependencia son asistidos por un integrante del hogar y sólo un 16,5% corresponde a personas externas. El 26,8% son cuidados tanto por personas que integran el hogar como por personas externas y de este último grupo, sólo el 10% es remunerado.

Susana González, geropsiquiatra e integrante del CEVE-UC y del Consejo Consultivo del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, explica que “los cuidados también han experimentado un cambio por el aumento en la longevidad. Antiguamente, las cuidadoras eran las esposas, pero hoy estamos viendo que hay hijas mayores de 60 que están cuidando a sus padres más envejecidos, entonces el grupo de mujeres mayores que están cuidando a alguien ha aumentado enormemente, a pesar de que a su vez también son personas con fragilidades, enfermedades crónicas e incluso limitaciones físicas”.

Frente a esta problemática, los expertos refuerzan la importancia de avanzar hacia una sociedad más inclusiva, que garantice la participación de las personas mayores, pero también un mejor acceso a salud, educación, infraestructura y seguridad social.

En diferentes países se han establecido Sistemas Nacionales de Cuidados (SNC) y actualmente en Chile hay propuestas en esa línea, lo que cobra mayor relevancia si se considera que hoy en Chile un 12% de las personas son del segmento 60+ y se pronostica que al 2050 este porcentaje alcanzará el 30%, con una esperanza de vida de 83 años para las mujeres y de 77 años para los hombres.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “este estudio permite dar visibilidad a una temática de gran relevancia como es la dependencia del segmento 60+, situación que tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas mayores, por ello, es fundamental que todos los actores se involucren de manera activa para encontrar soluciones que logren generar cambios en el mediano y largo plazo”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuroEl Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos

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Salud mental 60+ a dos años de la pandemia
Salud mental 60+ a dos años de la pandemia

La pandemia ha tenido un fuerte impacto de la salud mental de las personas en nuestro país, y particularmente en las mayores de 60 años, de acuerdo a un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo.

A partir de los datos de la encuesta “Calidad de Vida de las Personas Mayores Chilenas durante la Pandemia Covid-19”, el reporte muestra que en el segmento 60+ la sintomatología ansiosa aumentó de 40% en 2019 a un 52% en 2021, mientras que la depresiva se elevó en 14 puntos porcentuales en el mismo período, pasando de 24% a 38%.

Asimismo, se constató que todos los síntomas ansiosos aumentaron, afectando por igual a hombres y mujeres, pero con diferencias según nivel educacional. Antes de la pandemia, las personas 60+ con educación básica eran las que más padecían esta sintomatología (47%), mientras que para el otoño de 2021, aumentó 18 puntos porcentuales en aquellos con educación media (53%) y 13 puntos porcentuales en personas mayores con educación superior (46%).

Por su parte, los síntomas depresivos sí presentan diferencias por género: un 40% de mujeres 60+ padecieron de esta sintomatología en el 2021 versus 32% de hombres 60+. Aquí también se observan diferencias por nivel educacional. En 2021 fueron las personas mayores con educación básica las que más presentan cuadros depresivos (42%), seguidos por aquellas con educación media (39%), mientas que aquellas con educación superior son las que menos sufren de cuadros depresivos (27%).

En este sentido, Daniela Thumala, psicóloga e investigadora del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), comenta que una posible explicación es que “las personas con mayor educación, por un lado, tienen más acceso a servicios y tecnología, que fue un elemento vital durante la pandemia, por lo que les es más fácil o están más acostumbradas a mantenerse conectadas a través de ellas e incluso hacer trámites por Internet, postergar pagos, sacar los permisos de movilidad, etc. Pero también, tienen mayores estrategias de afrontamiento, es decir, mayores recursos disponibles que muchas veces les permiten, por ejemplo, sopesar mejor una noticia impactante”.

Sin embargo, el estudio destaca que la depresión en personas mayores puede muchas veces estar subdiagnosticada debido a que tiene formas atípicas de presentación en este grupo, lo que se expresa por ejemplo, en los síntomas depresivos que más aumentaron en pandemia: problemas para dormir, que se duplicaron al 2021 (34%), el sentirse cansado, con un aumento de 11 puntos porcentuales (29%), o los problemas de apetito que pasaron de un 10% a un 20%. Asimismo, aumentaron las personas que se sienten tristes (27%) y tienen poco interés en hacer las cosas (23%).

Uno de los principales factores que ha incidido en el aumento de estas sintomatologías es el confinamiento. Como explica Soledad Herrera, socióloga UC y líder del estudio, “en la pandemia, las personas han tenido que quedarse en las casas durante los confinamientos, lo que aumenta el estrés familiar, los problemas familiares y los conflictos que ya existían desde antes, y es muy distinto cuando todos salían a trabajar o tenían sus rutinas normales”.

El confinamiento también se relaciona con un aumento en los sentimientos de soledad y por lo mismo, también ha experimentado un incremento importante en pandemia entre las personas mayores. En 2019, el 42% de ellas se sentían solas, aumentando a 53% en 2021. Si bien no se ven diferencias por género ni por nivel educacional, sí hay contrastes por rango etario. Estos sentimientos se extienden más en las personas entre 60 y 74 años (56%) que en las personas sobre 75 años (46%).

Otro elemento que ha impactado en la salud mental ha sido la falta de actividad física y la postergación en los controles de salud del segmento 60+ , debido al colapso de este sistema producto del COVID-19, generando una baja sustancial de 74% en las atenciones médicas. En relación al primer punto, en 2021 el 43% de las personas 60+ no realizaron nunca o casi nunca gimnasia, deporte, baile, ejercicio o caminaron, mientras que el 18% lo hizo todos los días y el 19%, varios días a la semana.

Junto con lo anterior, los ámbitos económico y laboral han ocupado también un rol relevante en el deterioro de la salud mental. Como había constatado el Observatorio del Envejecimiento en un reporte anterior, el empleo en las personas mayores se redujo en 9 puntos porcentuales durante el período de emergencia sanitaria. Asimismo, un 27,2% de personas mayores ha establecido que la pandemia ha afectado en gran medida su situación laboral. Las preocupaciones por la pérdida de empleos, baja de ingresos y adquisiciones de deuda han repercutido fuertemente.

No obstante estos factores, el segmento 60+ presenta altas tasas de resiliencia, que por lo demás han aumentado con la pandemia, pasando de 11,1 en el 2019 a 13,2 en el momento más difícil de la emergencia sanitaria: el invierno de 2020. Asimismo, las personas mayores entrevistadas para este reporte tienen buenas proyecciones a futuro, pues comentan que ya han retomado muchas de sus actividades y han aprendido de este período difícil.

Al respecto, la socióloga UC comenta que estos son buenos indicadores, pues “uno ve que las personas mayores tienen recursos para hacerle frente a este escenario adverso”. Sobre el mismo punto, Daniela Thumala considera importante relevar la capacidad de resiliencia y de adaptación del segmento 60+. “Han demostrado tener una serie de mecanismos de afrontamiento que han resultado saludables” afirma.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “este análisis permite poner de manifiesto y en forma concreta una problemática de gran relevancia para el segmento 60+ y que repercute de forma directa en la calidad de vida de las personas mayores de nuestro país. Por ello, se torna fundamental que como sociedad nos involucremos en encontrar soluciones que permitan avanzar hacia una mejor vejez, a través de la implementación de políticas públicas, tanto en lo inmediato, como en el largo plazo”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Reconocimiento Constitucional de los derechos de las personas mayores
Reconocimiento Constitucional de los derechos de las personas mayores

La iniciativa popular de norma N° 48.034 gestionada por Voces Mayores, organización de la cual el Observatorio del Envejecimiento es parte, busca darle un espacio a las personas 60+ en la Nueva Constitución.

Reconocer constitucionalmente los derechos de personas mayores es lo que busca la Iniciativa Popular de Norma N° 48.034, impulsada por la organización Voces Mayores, de la cual el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro es parte activa.

Para que esta iniciativa sea considerada, requiere la firma de 15.000 personas, es por ello la relevancia de conocerla.

Dentro de sus principales arumentos destaca que La nueva Constitución, en primer lugar, debe consagrar el derecho de las personas a desarrollar sus potencialidades durante todas las etapas de la vida, permitiéndoles envejecer con dignidad, y valorando el aporte permanente que hacen a la sociedad en distintas esferas. Ello se puede traducir en la práctica de diversas maneras, principalmente vinculadas con la posibilidad de contar con condiciones adecuadas de vida y con oportunidades equitativas para el desarrollo personal. Luego, se debe mandatar al Estado a que promueva la plena inclusión de las personas mayores en distintos ámbitos de la vida en sociedad, y junto con eso, asegure su debida autonomía, independencia y desarrollo personal, así como la posibilidad de incidir en las decisiones que les afectan aún en situación o condición de dependencia y/o enfermedad. En tercer término, es imprescindible que la Constitución rechace cualquier tipo de discriminación y maltrato por razones de edad en cualquier ámbito, tanto en lo público como en lo privado.

Asimismo, es necesario que la Constitución adopte un enfoque de derecho respecto de las personas mayores, es decir, que las considere sujetos de derecho y no objetos de protección. Para ello, es importante que quede consagrado explícitamente el deber del Estado de velar tanto por la titularidad como por el ejercicio de sus derechos, libertades y responsabilidades. Por último, es importante mencionar que la ley debe generar las condiciones para materializar o posibilitar el debido ejercicio de los derechos garantizados en instrumentos internacionales, tales como la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (2015).

Si quieres conocer más al respecto y firmar esta iniciativa, sólo debes hacer clic AQUÍ.

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Nueva Constitución y Personas Mayores
Nueva Constitución y Personas Mayores

En momentos en que nuestro país atraviesa un proceso histórico, con la creación de una Convención Constitucional que está en vías de redactar una Nueva Constitución, existe una gran oportunidad para visibilizar y consagrar los derechos de las personas mayores, grupo que en Chile es mayormente beneficiario de políticas públicas y no necesariamente sujeto de derecho.

Así lo constata el estudio “Nueva Constitución y Personas Mayores” del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, el que da cuenta de la realidad actual del ordenamiento normativo e institucional y las políticas públicas del país en materia de vejez y envejecimiento, así como las brechas existentes con otras naciones.

Según el reporte, Chile tiene un largo camino por recorrer, ya que el ordenamiento jurídico relativo a la población mayor es deficiente, al haber escasas normativas específicas para este grupo, al tiempo que no alcanzan un grado de especifidad necesario para que sean eficaces.

En ese sentido, Costa Rica, Canadá, Suecia y Nueva Zelanda son los países que presentan un mayor avance en materia constitucional y personas mayores, dado que explicitan en su Consitución la protección de este segmento, o bien la no discriminación por razones de edad. Si bien la mayoría de los países apuntan a la edad en términos de jubilación y pensiones, en Chile sólo se hace una mención en lo que respecta a la fijación de límites de edad para jueces (75 años).

Rosa Kornfeld, Experta Independiente de los Derechos Humanos de las personas mayores de las Naciones Unidas por dos períodos (2014-2020);, explica que “no es mucho lo que se ha hecho en cuanto a la protección de los derechos de las personas mayores en la Constitución, pero esto es así incluso en algunos de los países desarrollados, todavía falta visibilizar la vejez en su globalidad”.

Afirma que existe una gran oportunidad para que el proceso constituyente apunte hacia un cambio de paradigma e incluya a este grupo etario en la Nueva Carta Magna. “Por ahora, tenemos la atención puesta en otros grupos históricamente marginados, por ejemplo, las mujeres y pueblos originarios, pero tenemos que ampliar este foco a las personas mayores, para que cuando se hablen de distintos temas -salud, transporte, educación, etc.-, se incluyan los derechos de este grupo”, dice.

Propuestas para una Nueva Constitución

En general, existe la percepción de que las personas mayores no son respetadas, tanto en el trato diario, como en lo estructural en nuestro país, y que existen desigualdades en diversas áreas sociales. 

Es por ello que a la luz de la discusión constitucional, el reporte plantea la importancia de definir qué se entiende por persona mayor y por envejecimiento en el ordenamiento jurídico, haciendo especial énfasis en la heterogeneidad de la vejez y de que no hay una única manera de envejecer, junto al reconocimiento específico de ciertos derechos fundamentales para este segmento etario en la Nueva Carta Magna, en áreas como educación, participación, vivienda, empleo, pensiones y salud.

La Constitución actual, mediante el artículo 19, reconoce 26 derechos[1], pero en ninguno de ellos se específica a las personas mayores ni tampoco establecen la no discriminación por edad. Por otro lado, algunas de las leyes más relevantes que se han dictaminado con foco en la población mayor corresponden principalmente a temas previsionales[2], salud[3] y violencia intrafamiliar a través del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), creado en 2002. Sin embargo, estas normativas no abordan la vejez en su totalidad.

En ese sentido, la Convención Interamericana por la Protección de los Derechos de las Personas Mayores (CIDHPM) de la Organización de Estados Americanos (OEA) se avizora como un instrumento vinculante, que además de establecer diferentes derechos específicos para este segmento de la población, plantea los deberes y obligaciones de los Estados parte, en los cuales se encuentra Chile pero cuyas políticas aún no ha implementado. Al respecto, se identificaron 67 brechas entre el ordenamiento jurídico de Chile y la Convención.

Asimismo, la Ley de Envejecimiento Positivo para Chile -que se encuentra actualmente en el Congreso- tiene como objetivo promover el envejecimiento positivo y el cuidado integral de los adultos mayores, considerando la diversidad del envejecimiento con un enfoque territorial a lo largo del país, y fortaleciendo especialmente la institucionalidad de SENAMA, pero aún está pendiente de aprobación.

María Soledad Cisternas, abogada, cientista política y Premio Nacional de Derechos Humanos (2014) advierte: “los tratados ratificados por Chile en esta materia han actuado como meras declaraciones y no tienen el valor vinculante que debiesen tener”, es por ello que “es vital reconocer la obligación de implementación de los tratados internacionales en derechos humanos ratificados por Chile, y ello pasa por la adaptación de la Constitución”. Asimismo, “el reconocimiento constitucional desprende una serie de efectos como el respeto a sus derechos en el ejercicio diversificado. Hay que tener en cuenta que la norma jurídica crea realidades y aporta al cambio cultural y actitudinal que se requiere hoy”.

Por su parte, Christian Abello, gerente general de Confuturo, afirma que “el actual proceso constitucional es una oportunidad histórica para elevar el ordenamiento jurídico de Chile en materia de vejez y envejecimiento, lo que no sólo es necesario, sino que se hace cada vez más urgente, considerando las proyecciones demográficas del país, que apuntan a que para 2050 este segmento representará el 30% de la población”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Nuevas realidades del trabajo 60+ en pandemia
Nuevas realidades del trabajo 60+ en pandemia

Tras un año y medio de pandemia, las personas mayores de 60 años son las más afectados laboralmente en el país, con una lenta recuperación en el empleo y un alza en los niveles de pobreza de este grupo. El dato es importante considerando que hoy el 18% de la población es 60+ y que en el año 2050 representaría el 30% de los chilenos.

De acuerdo con el último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, la ocupación laboral en las personas sobre 60 años llega a 26,4% en el trimestre marzo-mayo 2021, 2,5 puntos porcentuales más bajo que lo observado en 2020. “Esta tasa de ocupación del segmento 60+ sigue en niveles inferiores a los observados antes del estallido social y de la llegada de la emergencia sanitaria”, indica el estudio.

La recuperación del empleo de este grupo etario desde el peor momento de la pandemia está por debajo de lo exhibido en el segmento de personas de menor edad. Mientras los ocupados entre los menores de 60 años aumentaron 5,3 puntos desde el trimestre julio-septiembre 2020 a marzo-mayo 2021, los ocupados en el segmento 60+ sólo aumentaron 3,5 puntos. “Esta baja en la ocupación ha impactado también en la informalidad laboral de este rango etario, que ha disminuido respecto de lo visto hace un año”, añade el reporte.

Uno de los efectos más evidentes de la caída laboral y el desempleo durante este año y medio de pandemia ha sido el cambio en los ingresos. A partir de datos de la Encuesta Casen, el estudio del Observatorio del Envejecimiento expone que en 2017 el 5% de las personas mayores (155.839) estaba en estado de pobreza por ingresos, mientras que en 2021 este número asciende a un 6% (214.542). En números absolutos, la pobreza en el rango etario 60+ experimenta un alza mucho mayor, de un 37,7%.

El efecto inicial de la emergencia sanitaria en el empleo y las personas mayores ha sido muy importante en Chile. De hecho, como se menciona en el reporte “Trabajo 60+ hoy en tiempos de pandemia”, realizado por el Observatorio del Envejecimiento en julio de 2020, de cada 100 puestos de trabajo perdidos entre marzo y mayo de ese año, aproximadamente 19 correspondían a personas 60+. Y más concretamente, si antes de la pandemia casi un tercio de las personas mayores se encontraba trabajando, al trimestre de marzo-mayo de 2020 sólo una de cada cuatro personas mayores se encontraba activa laboralmente.

La urgencia de adaptar el mercado laboral

Considerando la tendencia del envejecimiento de la población chilena y el duro diagnóstico para las personas mayores que ha revelado la pandemia, el estudio destaca una serie de recomendaciones para preparar el mercado laboral frente a los desafíos demográficos del país.

Ignacio Madero Cabib, académico UC, recalca que justamente el mercado laboral chileno para esta generación es muy poco flexible y resalta la importancia de comenzar a incentivar el trabajo part-time. Al respecto, señala que “hasta ahora, el empleo part-time es una vía un tanto indeseada por las personas mayores, porque son empleos peor pagados proporcionalmente que el empleo full-time, ya que la hora tiene menor valor. Hay que mejorar estas condiciones”. Además, comenta que este tipo de empleos con jornadas reducidas también generan un sentido de pertenencia con lo que uno hace y permiten mantener la interacción social.

Otro factor importante es apoyar las capacitaciones laborales para las personas mayores. “En otros países desarrollados se generan capacitaciones continuas que permiten que las personas tengan trayectorias laborales más estables. En Chile, en cambio, esto escasea, las coberturas son bajas, y falta invertir mucho más en la promoción de programas que busquen que las personas mayores se capaciten, se actualicen en el conocimiento”, indica Ignacio Madero Cabib.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, señala que “es clave que el sector privado se adapte y acoja, en forma proactiva, el talento y experiencia que pueden aportar las personas mayores a las empresas. En Confuturo valoramos la experiencia y el talento de este segmento y creemos en el gran aporte y conocimiento que pueden entregar a las diversas áreas de la organización. Por ello, actualmente contamos con un programa de contratación con foco en atraer personas del segmento 60+”, afirma.

Sumados a los esfuerzos de las empresas y de los privados, el estudio destaca que es relevante que los cambios se implementen también desde la esfera gubernamental. David Allendes, fundador de ServiSenior -empresa que colabora con la inclusión laboral de personas mayores de 50 años mediante una plataforma web que conecta a personas y empresas- asegura que incentivar a las organizaciones a contratar y mantener a las personas mayores mediante decretos o leyes sería una manera de mejorar el mercado laboral 60+. “En otros países así funciona y premian a las empresas tributariamente si tienen una dotación de personal por tantos años”, dice.

Revisa el reporte completo AQUÍ.

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Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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