¿Qué ha pasado con el trabajo en personas 60+ en tiempos de pandemia?

¿Qué ha pasado con el trabajo en personas 60+ en tiempos de pandemia?
¿Qué ha pasado con el trabajo en personas 60+ en tiempos de pandemia?

Entre marzo y mayo se han destruido casi 1,5 millones de puestos de trabajos en Chile.

La pandemia del COVID-19 ha afectado todas las aristas de la vida de los chilenos, siendo el trabajo y la participación laboral uno de los más impactados. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el desempleo en el país llegó al 11,2% en el trimestre marzo-mayo de 2020, con 1.474.752 puestos de trabajo menos que el mismo período de 2019.

En ese difícil contexto, las personas sobre 60 años o más son uno de los grupos más afectados laboralmente por la pandemia, según demuestra el último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Pontificia Universidad Católica de Chile y Compañía de Seguros Confuturo.

De acuerdo a cálculos del reporte basados en los recientes datos de INE, de cada 100 empleos perdidos durante a pandemia en el país, aproximadamente 19 corresponden a puestos ocupados por personas mayores.

De ese segmento etario senior, quienes tienen entre 60 y 64 años, es decir, el grupo próximo a jubilar, son los más afectados: entre marzo y mayo de 2020 hubo una disminución de 115.606 puestos de trabajo (-19,2%) en comparación a igual período del año pasado.

En el caso de las personas de 65 a 69 años, se registra una destrucción de 80.371 puestos de trabajo (-25,8%), mientras que para el grupo de 70 o más años, el número de empleos perdidos llega a 79.731 (-33,8%). En consecuencia, 384 mil chilenos sobre 60 años que en 2019 estaban trabajando han ingresado al grupo de inactivos. “La pandemia ha llevado a un importante número de personas 60+ a dejar de trabajar”, apunta el reporte.

Al considerar la variación anual del empleo de las personas 60+, se observa una caída de -24,4% entre el trimestre Marzo-Mayo de 2020 respecto de igual período de 2019, bajando de 1.129.512 puestos de trabajo senior a 853.803.

En otras palabras, en el trimestre de la pandemia “existe aproximadamente un cuarto menos de ocupados seniors que el año 2019”. Otro dato importante, es que del total de personas de 60 años o más que trabajan, el 12,2% declaró hacerlo en la calle o vía pública durante el trimestre Marzo-Mayo 2020, “lo que significa que existen aproximadamente 100 mil personas mayores exponiéndose a la pandemia para poder realizar su trabajo”, afirma el reporte.

“El cambio demográfico en Chile indica que en 2050 más del 30% de la población será mayor de 60 años, lo que plantea la urgencia de considerar a las personas mayores hoy como un segmento laboral relevante, que irá creciendo en su importancia en los próximos años. Algunos de los desafíos presentes apuntan a cómo las políticas públicas y las entidades público-privadas podrán generar incentivos y condiciones laborales adecuadas (tales como el fomento de capacitaciones continuas y la adaptación de lugares de trabajo) para mantener activa a una proporción creciente de personas mayores con el fin de permitir la inclusión de aquellos que requieren o desean extender su trayectoria laboral, o combinar su pensión con un ingreso laboral”, señala Ignacio Madero-Cabib, académico del Instituto de Sociología UC, quien es uno de los autores del reporte junto a Macarena Rojas, Directora de Gestión Observatorio del Envejecimiento, y Felipe Bustamante, sociólogo y coordinador de la entidad.

Y agrega: “los grandes desafíos sociales, económicos y sanitarios de los próximos meses deben considerar la realidad de las personas mayores, las cuales bajo el contexto actual se ven imposibilitadas de acceder al seguro/fondo de cesantía o a los programas de desempleo que impulsa el gobierno debido a la recepción de pensiones de vejez”.

Revisa el reporte completo AQUÍ.

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Personas Mayores en Contexto de Pandemia y Aislamiento Social
Personas Mayores en Contexto de Pandemia y Aislamiento Social
  • El sondeo online del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro revela que las parejas y la familia son las principales redes de apoyo para las personas mayores de 60 años en estas tareas.
  • Para los trámites, como retiro de pensión y visitas al banco, más de un 25% declara no contar con apoyos en la realización de estos.
  • Por lo general, los encuestados declaran contar con un apoyo más limitado por parte del personal de municipios, fundaciones u organizaciones. Por ejemplo, en la realización de controles o atención médica, un 6,3% de los encuestados manifestaron disponer de la asistencia de dichas entidades.

Debido a la pandemia del COVID-19, se han adoptado distintas medidas en el país, con el fin de proteger a la población más vulnerable, como es el caso de las personas mayores y en especial aquellas de 80 años o más. Dichas medidas, como el distanciamiento social, pueden llevarnos a hablar de una recesión social, al existir una disminución de contactos o relaciones entre las personas, aspecto del cual Chile no está excluido.

Para explorar en la situación actual, el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro -que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo- realizó una encuesta online entre el martes 7 y el domingo 12 de abril, a 826 participantes. Sondeo que además complementó con una ronda de entrevistas telefónicas dirigidas a personas de 60 años o más, con y sin acceso a Internet. Si bien ambos instrumentos no son representativos a nivel nacional, esbozan y permiten explorar algunos aspectos a los que las personas mayores se han enfrentado durante las últimas semanas.

Los resultados del sondeo revelaron que uno de cada cuatro adultos mayores no cuenta con apoyo para realizar las tareas del hogar, tampoco para llevar a cabo controles y atenciones médicas, incluyendo la vacunación. Asimismo, un 25,4% declaró no tener asistencia para realizar trámites como el retiro de su pensión, visitas al banco, entre otros.

Por lo general, los encuestados declaran contar con un apoyo más limitado por parte del personal de municipios, fundaciones u organizaciones. Por ejemplo, en la realización de controles o atención médica, un 6,3% de los encuestados manifestaron disponer de la asistencia de dichas entidades.

La mirada de los expertos

Macarena Rojas, Directora de Gestión del Observatorio del Envejecimiento, comenta que “en el contexto que estamos viviendo es vital la articulación que se pueda hacer entre las distintas entidades de la sociedad, se requiere un esfuerzo conjunto del Estado, la sociedad civil, la academia y todos los actores que puedan involucrarse para poder apoyar a las personas mayores, en su heterogeneidad, y en sus necesidades actuales”.

La pandemia de COVID-19 ha tenido distintos efectos entre las instituciones público y privadas, y entre entidades de apoyo a las personas mayores. El contar con intervenciones y apoyos dirigidos a esta parte de la población se ha hecho vital para ayudarlos en esta contingencia. En ese sentido, el el rol de las instancias y líneas de ayuda entregadas por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) y/o fundaciones como Míranos o Amanoz, han sido fundamentales para los adultos mayores en situación de vulnerabilidad y para quienes necesitan información o algún tipo de ayuda.

“El trabajo ha sido muy intenso en las últimas semanas. Existe una heterogeneidad de razones de los llamados, pero un número importante corresponde al tema de cobros de pensiones o de información sobre los bonos que se entregan o entregarán”, indica Muriel Abad, jefa de la División de Planificación, Desarrollo y Control de SENAMA. Agrega que se ha detectado un “aumento (de consultas) en temas más complejos, como el maltrato en personas mayores o necesidad de apoyo psicológico, así como aspectos sociales”.

Según datos de la encuesta CASEN 2017, entre las personas de 60 años o más, un 13,4% habita en viviendas unipersonales. Por otra parte, un 50% de los adultos mayores vive solo o con una persona más, principalmente su pareja, no en viviendas multifamiliares.

Macarena Rojas señala que “es necesario que las instituciones, público o privadas, puedan responder a la heterogeneidad de las personas mayores, que son el principal grupo de riesgo frente al contexto de pandemia, y para esto es vital que exista una correcta comunicación entre estas, la que permitirá entregar apoyos efectivos y adecuados”.

Mirada optimista

Si bien los resultados de la encuesta exploratoria deben someterse a un seguimiento, ya que pueden variar en el tiempo, durante los días en que se realizó el sondeo -7 al 12 de abril-, la mayoría de los encuestados se mostraba optimista frente a la contingencia nacional en los días en que se realizó la encuesta. Un 73,9% declara tener confianza en que todo saldrá bien y más de la mitad indica que se ha sentido feliz en los últimos 7 días. Sin embargo, un 55% ha manifestado sentirse “solo” pocas veces o frecuentemente.

La gran mayoría de los encuestados (72,6%) considera que a nivel personal el contexto actual tendrá consecuencias positivas para ellos. la cifra cae aproximadamente 5 puntos porcentuales -hasta el 67,6%- al hablar de si dichas consecuencias también se darán a nivel país.

Entre quienes consideran que a nivel personal el contexto actual traerá consecuencias positivas, un 26,7% indica que valoraran más la vida, lo que tienen y a quienes los rodean. Asimismo, uno de cada cinco considera que obtendrán mayor unidad o convivencia familiar.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Principales conclusiones Reporte Mujer y Envejecimiento
Principales conclusiones Reporte Mujer y Envejecimiento

El envejecimiento y la vejez tienen una cara femenina. La inequidad por género es un aspecto del que Chile no se encuentra excluido, sobre todo en las brechas que viven las mujeres en general y en particular las mujeres mayores. Esta es una de las conclusiones incluidas en el segundo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro -que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo-, el cual aborda las brechas y desafíos de género en la tercera edad, las cuales se agudizan después de los 80 años.

Las mujeres representan actualmente el 63,6% del grupo de adultos mayores sobre 80 años. De acuerdo con los datos de la última CASEN recogidos por el reporte, en 1990 existían 104 mil mujeres de 80 años o más, mientras que en el año 2017 dicha cifra alcanzaba las 364 mil personas, y se proyecta que para el año 2050 superará el millón de mujeres 80+, llegando a 1.139.264.

Asimismo, las mujeres componen principalmente al grupo de personas mayores de 100 años o más. Según los datos del informe, en Chile habitan al menos 2.278 personas de 100 años o más, de las cuales el 85% son mujeres. Para 2050 la cifra superará las 48 mil personas, siendo el 72% mujeres. “El aumento progresivo de las personas mayores que superan los 80 años es un fenómeno muy relevante y se encuentra enfocado en las mujeres”, destaca el informe. Por lo tanto, el reporte sugiere que “la formación de profesionales tanto en el sistema público como privado con conocimientos en género y envejecimiento jugará un rol importante para responder a las necesidades de las generaciones futuras, “las que presentarán una heterogeneidad y diversidad radicalmente distinta a las personas mayores de la actualidad, desde aspectos que consideran su nivel educativo hasta sus roles en la arena económica”.

Además, indica que se requiere un profundo cambio social con respecto a la mirada que se tiene de las mujeres, quienes ejercen y han ejercido un rol crucial en el desarrollo de redes, cuidado de hijos y nietos, y se han hecho parte del motor económico del país, permitiendo el desarrollo personal de otros por sobre el propio. De hecho, el 42,4% de los hogares chilenos tiene jefatura femenina.

La mirada de expertas

Olivia Larraín, coordinadora académica del Programa Adulto Mayor de la Universidad Católica, señala que, en la esfera económica, las trayectorias laborales “precarias o nulas de las mujeres de 60 años o más de la actualidad, tuvieron influencia en sus ingresos, los que eran menores respecto de los hombres, lo que se ve reflejado en menores pensiones en la actualidad”.

Asimismo, comenta que la ausencia de un enfoque de género tanto para hombres y mujeres ha llevado a que los primeros “no crecieran en una sociedad donde se potenciaban las redes de apoyo para el género masculino, no siempre tenía un foco en la comunidad, y su rol de proveedor muchas veces lo alejaba de esas aristas”. Y agrega que, en el caso de las mujeres, “sus trayectorias de vida estaban mucho más asociadas al rol de entrega de cuidados a otros y a un descuido en el cuidado propio”.

Respecto a género, envejecimiento y redes de apoyo, María José Azócar, profesional del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), indica que, pese a que existen más mujeres sobre 60 años que hombres, especialmente en los grupos de 80 y 90 años o más, se puede observar que los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) de SENAMA, “están compuestos en su mayoría por hombres, lo que se relaciona directamente con las redes que han construido o en este caso, sería la ausencia de ellas”.

Azócar indica que, en términos económicos las mujeres se ven afectadas negativamente al envejecer, ya que, una mayor expectativa de vida, sumado a trayectorias laborales más inestables o nulas, menores ingresos y desprotección social, son factores que hacen que las mujeres deban distribuir su jubilación en una mayor cantidad de años o que deban enfrentar mayores niveles de dependencia cuando pasan los 80 años.

¿Chile está preparado en temas de género y envejecimiento para el futuro?

“En los próximos años, vamos a necesitar gente, encargados de leyes, cuidadores y todo tipo de profesionales vinculadas al trabajo con personas mayores, pero deben estar formadas especialmente en esa área”, comenta Olivia Larraín, profesional UC.

La especialista agrega que será necesaria una actualización “que responda no solo a la cantidad de personas mayores, sino que también a la preparación para las nuevas generaciones, que tendrán valores y estilos de vida distintos a las personas mayores de la actualidad”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Radiografía de las Redes de Apoyo en la Tercera Edad
Radiografía de las Redes de Apoyo en la Tercera Edad

Chile no se hace más joven. Día a día el número de ciudadanos de 60 años o más crece mientras que la cantidad de personas en edad de trabajo disminuye. En este sentido, el bienestar de personas mayores se ve afectada por la presencia y ausencia de organizaciones formales e informales que puedan suplir las necesidades de las personas mayores, así como de las redes de apoyo.

¿Cuál es la radiografía de las redes de apoyo para los adultos mayores en Chile?

El Observatorio del Envejecimiento, a través de su reporte respecto a este tema, levanto interesantes cifras y análisis, las cuales se encuentran a continuación.

Principales cifras

Los datos entregados por la encuesta CASEN indican que existe una proporción importante de personas mayores que durante el año 2017 participaron en organizaciones. De hecho, el 35.5% de las personas mayores de 60 años declara haber participado en alguna organización durante los últimos 12 meses. Asimismo, el grupo que presenta mayor participación corresponde a las mujeres, de las cuales un 38.4% indica que participó, mientras que, en el caso de los hombres, esta cifra cae aproximadamente 7 puntos porcentuales, llegando a 31.7%.

Si se compara la participación de las personas mayores con respecto a la del resto de la población, se observa que en este último grupo, solo el 25% ha formado parte de alguna organización en el último año.

Personas mayores independientes:

El aumento en el porcentaje de personas mayores que habitan viviendas unipersonales ha sido una realidad tanto en Chile como en el mundo. De un listado de 28 países OCDE, Chile se encuentra en el lugar 23 respecto del porcentaje de personas mayores que habitan viviendas unipersonales, con su 13.4% de adultos mayores en dicha situación habitacional el país se encuentra por debajo de aquellos de Europa y Norteamérica, donde más del 18% de la población total tiene sobre 60 años y sobre el 15% de esta vive sola.

En el caso chileno, según la encuesta CASEN, entre 1990 y 2003 la cantidad de personas de 60 años o más que vivián solas se estimaba entre el 8% y 10%. A partir del año 2003 se genera un aumento uniforme, desde un 10.5% en 2003 hasta 13.4% el año 2017. Estas cifras permiten estimar que en la actualidad existan al menos 460 mil personas mayores viviendo solas.

Redes de apoyo filiales:

Chile es uno de los países OCDE con la mayor cantidad de hogares con al menos una persona de 60 años o más, alcanzando un 41.9%, superado levemente por países europeos como Grecia e Italia donde dicha cifra asciende a 45%. Por otra parte, en Sudáfrica, solo 2 de cada 10 hogares tiene presencia de adultos mayores.

Esta alta presencia de personas mayores en los hogares chilenos también se condice con aspectos socioculturales del país, tales como el componente familiar asociado a las redes de apoyo . Asimismo, las relaciones filiales (padres a hijos/hijos a padres) han sido una arista importante en la sociedad chilena en lo que respecta a la entrega y recepción de apoyos y se ha visto reflejado en encuestas y estudios del tema.

Tal como indica la Encuesta de Calidad de Vida en la Vejez del año 2013-2016, la mayoría de las personas mayores de 60 años o más declara haber recibido algún tipo de apoyo por parte de sus hijos en los últimos 3 meses y en la medición del año 2016 se observan incrementos en los apoyos como: ayudas prácticas, apoyo económico o consejos e información, entre otros. En el caso del apoyo emocional de los hijos a los padres, este presenta una de las mayores variaciones entre el año 2013 y 2016, aumentando 10 puntos porcentuales en 2016, llegando a 69.5% de los encuestados.

Por otra parte, las personas mayores también declaran haber entregado algún tipo de apoyo a sus hijos. En el caso del apoyo emocional, el 64% declara haber hecho dicha acción durante el año 2016, lo que es un incremento de aproximadamente 10 puntos porcentuales respecto del período 2013. En esta línea, durante el año 2016 el aconsejar y apoyar económicamente a los hijos son aspectos que también aumentaron en relación con la medición anterior, mientras que la asistencia en cuidado personal y la ayuda práctica de los padres a los hijos se mantuvieron estables.

Redes de apoyo formales e informales: la visión de expertos:

En Chile las redes de apoyo también se pueden encontrar en instituciones formales. Sin embargo, estas no se encuentran exentas de dificultades en su actuar. Tal es el caso de aquellas pertenecientes al sistema público, las que según expertos en el área presentan desafíos a nivel de coordinación. Sara Caro, Académica de Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctora en Psicología de la misma casa de estudios, comenta al respecto: “En Chile, existen muchos servicios para las personas mayores, pero en la mayoría de las comunas esos servicios muchas veces no operan como red, operan como isla”.

También, se ha dado un alto desarrollo de organizaciones compuestas por adultos mayores. Tal como indica María Paz Sagredo “no podemos olvidar las organizaciones de las personas de 60 o más años en Chile, los clubes del adulto mayor, algunos más temáticos, como las de pensionados o de grupos folclóricos senior. Es un mundo bien heterogéneo y lo importante es que son organizaciones compuestas de adultos mayores”.

En esta línea, Sara Caro complementa respecto de la velocidad de acción que pueden tener las organizaciones de pares: “Las redes compuestas por pares ayudan mucho a intervenir tempranamente. La red de apoyo en el grupo ya sea de alguna organización, de la parroquia, de los amigos o de los vecinos, muchas veces entrega apoyo emocional o económico mucho más rápido que cualquier servicio o fundación”.

María Paz Sagredo habla sobre la alta presencia nacional que estas tienen: “Existen más de 13 mil agrupaciones de personas mayores a nivel nacional, no solo los clubes de adulto mayor, sino que también agrupaciones temáticas, como sindicatos o incluso grupos de baile”.

Frente al rol que cumplen las organizaciones compuestas por personas mayores, Sara Caro entrega sus recomendaciones, en donde se encuentra el empoderamiento de las personas mayores como agentes de cambio ya que existe la necesidad de “pensar que hay adultos mayores que pueden adquirir ciertas herramientas y después replicarlas con sus pares, tienen la capacidad de formar redes de apoyo entre ellos”, comenta.

El fomentar adultos mayores activos también es una de las preocupaciones que las propias personas mayores identifican. Tal como indica la académica: “son las mismas personas mayores quienes quieren actuar. Muchas veces comentan: ‘¿Por qué tenemos que esperar que alguien venga y haga cosas?’. Siempre hay una persona mayor que está más empoderada y se pregunta: ‘Bueno, ¿por qué tengo que esperar?’. Ya no existe la idea de personas mayores pasivas, sentadas y esperando que la vida les pase”.

¿Qué piensan las personas mayores?

Las personas mayores que participaron de esta edición resaltaron 5 temáticas principales referidas a sus redes de apoyo y a la contingencia nacional: razones para participar de agrupaciones/redes de apoyo, la amistad como red de apoyo, intereses en como las redes de apoyo formales las pueden ayudar, personas mayores como red de apoyo de otros y las protestas como un método de expresión.

Y plantearon que una de las mayores necesidades corresponde a contar con instancias de participación donde sus intereses sean tomados en cuenta. En este sentido, la creación de programas de perfeccionamiento y de envejecimiento activo juega un rol fundamental, ya que las personas mayores participantes consideran el proceso del envejecimiento por el que pasan como una oportunidad de desarrollarse tanto en lo profesional como en lo personal:

“Nos encantaría que nos manden profesores, que envíen a alguien nos enseñe cosas nuevas”

María, 62 años, secretaría

¿Por qué participan de redes de apoyo entre pares?

Entre las principales razones de la participación de redes de apoyo entre pares se encuentran el contar con oportunidades de interacción con otras personas de su edad, ya que se sienten aisladas debido a cambios en la demografía de sus barrios. Tal como indica Sofia, de 74 años:

“Participo de grupos de personas mayores porque busco comunicarme con más gente de mi edad. Donde yo vivo toda la gente es joven”.

Asimismo, la participación entre personas mayores de 60 años o más también plantea mejoras en los aspectos psicológicos y fisiológicos, Sofia indica como ser parte de este grupo la rejuvenece:

“Tengo 74 años y cada vez que nos juntamos o salimos me siento de 18”.

Proyecciones

Frente a este nuevo contexto, la participación y la formación de redes de apoyo toma un nuevo significado. Organizaciones formales e informales entregan servicios y responden a algunas de las necesidades que las personas mayores de hoy requieren satisfacer. En este sentido, la alta presencia y participación de adultos mayores en organizaciones de pares debe ser impulsada para así empoderar a sus participantes, y en el caso de las organizaciones formales y gubernamentales, estas deben alinearse con las necesidades e intereses de una población que, en palabras de ellos mismos, busca desarrollarse en las distintas aristas de su vida.

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