Para 2035, mayores de 60 años duplicarán a la población más joven en zonas rurales

Para 2035, mayores de 60 años duplicarán a la población más joven en zonas rurales
Para 2035, mayores de 60 años duplicarán a la población más joven en zonas rurales

● El reporte más reciente del Observatorio del Envejecimiento UC- Confuturo: “Envejecer en la ruralidad: explorando una realidad invisibilizada” trata este fenómeno, en el cual la presencia de menores de 15 años va a la baja en el mundo rural.
● Actualmente, más de 545.000 personas mayores viven en zonas rurales del país, y se espera que para el 2035 la cifra aumente hasta los 713.000.


Santiago, 11 de abril de 2024.

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo: “Envejecer en la ruralidad: explorando una realidad invisibilizada”, aborda las dificultades que enfrentan las personas mayores de 60 años que viven en zonas alejadas de los centros urbanos, y cómo el crecimiento exponencial de este grupo etario en la ruralidad genera grandes desafíos en términos de políticas públicas.


De acuerdo con el estudio, en la actualidad las zonas rurales de Chile presentan un mayor envejecimiento de su población comparado con las zonas urbanas del país. En base a cifras levantadas del CENSO 2017, más del 14% del segmento 60+, es decir, cerca de 545.000 personas, viven en zonas rurales y se espera que para el 2035 la cifra aumente hasta las 713.000 personas.


Esta situación se suma a que, de acuerdo a las proyecciones demográficas, el envejecimiento de la población rural avanzará a pasos más acelerados que a nivel total del país. De este modo, si al 2024 existen 139,4 personas mayores por cada 100 niños menores de 15 años en zonas rurales, en 2035 esa cifra aumentaría a 212 por cada 100 menores. Es decir, la población mayor de 60 años duplicará a los jóvenes bajo 15 años en 2035 en dichas localidades. Lo anterior dista de la realidad urbana, donde por cada 100 niños menores de 15 años actualmente hay 100,17 personas mayores, proyectándose sólo a 145,9 para el 2035.


Frente a esta realidad, Macarena Rojas, directora del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, señala que “hoy sabemos que la velocidad en que estas zonas envejecen es significativamente mayor a sectores urbanos, en parte debido a patrones migratorios de población joven, así como a procesos emergentes de migración de población mayor a sectores rurales. Sea desde trayectorias de vida en la ruralidad, o de su elección como un espacio de vida post jubilación, lo cierto es que una mayor cantidad de personas mayores en sectores rurales exige una mayor comprensión de la realidad de la población
mayor que ahí habita”.


Por su parte, Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, asegura que “el acelerado envejecimiento en el país, sumado a la realidad que vive este segmento en las zonas rurales, debe transformarse en un tema prioritario. Y así como debe haber políticas públicas que aborden este
fenómeno, los diferentes actores de la sociedad debemos lograr ser un aporte frente a este objetivo, a través de alianzas que incluyan a la academia, el mundo público y las empresas que son parte de la seguridad social”.

La realidad rural y la escasez de servicios
El fenómeno se complejiza aún más si se considera que el 33,1% de la población mayor rural vive en pobreza multidimensional, versus el 16,5% de las personas mayores en territorios urbanos. Asimismo, el 20% vive en hogares que carecen de servicios básicos, lo que sólo constituye un 3% de las personas mayores en las ciudades.


De acuerdo con el reporte, la población mayor rural tiene acceso limitado a servicios de transporte, educación y salud. También, se observan brechas considerables en espacios para el esparcimiento, como deportes o áreas verdes, así como equipo comunitario. Un punto crítico es que sólo el 6,4% de la
personas 60+ que habita estas zonas se encuentran cercanas a farmacias. Frente a la dificultad que significa para ellas el tener acceso limitado a bienes y servicios, quienes habitan zonas rurales declaran mantener redes de apoyo en familiares y cercanos, especialmente para las emergencias.


Considerando todos estos elementos, dentro de las conclusiones del reporte se plantea la urgente necesidad de orientar acciones públicas que resguarden la calidad de vida y el bienestar de las personas mayores en contextos rurales, especialmente de quienes mantienen trayectorias de vida en dichas zonas, y cuya realidad se destaca por la precariedad económica y la falta de apoyo.


Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar
a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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A tres años de la pandemia: el empleo en personas sobre 60 años no logra recuperarse y aumenta informalidad
A tres años de la pandemia: el empleo en personas sobre 60 años no logra recuperarse y aumenta informalidad

Si bien los índices de empleo senior han sido ascendentes, todavía no se alcanza el peak histórico de 35,4% en la tasa ocupación registrada en 2019, antes de la crisis sanitaria. Durante el trimestre marzo-mayo 2023 se logró un 30% y de ellos, en promedio, 3 de cada 10 personas mayores mantienen trabajos informales.

Agosto 2023.- Precariedad, falta de oportunidades, discriminación, aumento del costo de vida y pensiones insuficientes, son parte de las problemáticas que siguen enfrentando las personas mayores en Chile, según el nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo “Trabajo y personas mayores, a tres años de la pandemia”.

En el último trimestre marzo-mayo 2023, la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) registra una tasa de ocupación del 30,1%, es decir, 5 puntos porcentuales menos que al inicio de crisis provocada por el COVID-19. La lenta recuperación se explica, en parte, por un aumento de la fuerza laboral en todas las edades, pero en el segmento mayor se agrega otro ingrediente preocupante: la informalidad.

Baja calidad de los trabajos senior

La informalidad va creciendo en la población de personas mayores a medida que éstas se van acercando a la edad de jubilación. En el caso de los hombres entre 65 y 69 años, este 2023 se ha incrementado sostenidamente en más de 10 puntos porcentuales respecto a los grupos más jóvenes, superando los niveles registrados en 2019. Luego, al pasar los 70 años, los trabajadores alcanzan un 57,7% de informalidad.

Las mujeres, por su parte, se mantienen en desventaja tanto en niveles de ocupación como de informalidad, debido a que para ellas el término de la fuerza laboral en general sucede antes en el curso de vida. Así, el empleo femenino de entre 54 y 59 años, se asemeja al de los hombres entre 65 a 69 años, y a partir de los 70 años, 6 de cada 10 trabajadoras no cuentan con contrato ni condiciones laborales estables.

Macarena Rojas, Directora del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo explica que “las mujeres mayores se ven especialmente afectadas, considerando trayectorias de trabajo no remunerado e interrumpidas, que conllevan mayor informalidad, lo que nos obliga a reformular los objetivos hacia la recuperación del empleo mayor de calidad”. Una necesidad que se ve reflejada en cifras respecto al aumento del costo de la vida para las personas mayores.

El reporte señala además que, durante la pandemia, el 20% de los hombres pensionados se mantuvo ocupado laboralmente, lo que se reduce en 10 puntos porcentuales para el caso de ellas. Cabe destacar que cerca del 70% de las mujeres que no recibían pensiones tampoco se insertaron en el mercado laboral durante la pandemia, lo que permite identificar preocupantes brechas de cobertura de ingresos.

Alza en el costo de la vida

Para la mayoría de la población chilena ha sido un problema el aumento del IPC, que refleja el costo de vida, pero en el caso de quienes ya cumplieron los 60 años, divididos entre adultos mayores (IPC AM) y adultos mayores vulnerables (IPC AMV), la situación es aún más compleja. A junio de 2023, este útimo grupo registra un encarecimiento del costo de la vida promedio acumulado de 8,8%, es decir, entre 1 y 2 puntos porcentuales más que el resto de los habitantes.

El informe del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo sugiere una serie de medidas para mejorar las condiciones laborales de la población senior, incluyendo:

  • Creación de programas de capacitación y reinserción laboral para las personas mayores.
  • Promoción de igualdad de oportunidades en el mercado laboral.
  • Combatir la discriminación por edad en el empleo.

Un desafío que desde la Compañía de Seguros Confuturo se está enfrentando a través de políticas de inclusión e integración del talento senior, así como de la preparación permanente. “Ante el acelerado envejecimiento de la población en Chile, es importante aumentar las oportunidades para que las personas mayores puedan desarrollarse plenamente en el mercado laboral, transformándose en un aporte real a las organizaciones. Por ello, entre otras acciones concretas, hemos creado el Portal de Formación Confuturo, donde a través de cursos breves y prácticos, los usuarios pueden acceder gratuitamente a capacitaciones que les permitirán estar actualizados en diversas materias útiles a la hora de emprender o buscar trabajo”, afirma Christian Abello, Gerente General de Compañía de Seguros Confuturo.

Finalmente, el estudio concluye que tanto la población general, como el sector laboral público y privado deben ser concientizados sobre la importancia de las personas mayores en el mundo del trabajo. Prevenir la discriminación por edad en los ambientes laborales es una tarea pendiente que debe ser abordada con urgencia, especialmente luego de los aprendizajes de crisis sanitarias como la vivida durante los últimos tres años.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

Este proyecto nace en 2020 de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile, con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.


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Nuevo Reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo: Estudio revela las barreras de acceso a la recreación, cultura y ocio que enfrenta la población 60+
Nuevo Reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo: Estudio revela las barreras de acceso a la recreación, cultura y ocio que enfrenta la población 60+


Menos del 13% de los encuestados realiza una actividad física al aire libre,
mientras el 95% le dedica su tiempo de esparcimiento a ver televisión.
La falta de recursos, información y oferta especializada, son las principales
barreras para acceder a otro tipo de panoramas deportivos y culturales.


2 de mayo de 2023.- El reporte más reciente del Observatorio del Envejecimiento UC-
Confuturo: “Uso del tiempo libre 60+: Abordaje del ocio, la recreación y cultura en
población mayor”
, refleja que la gran mayoría de las personas 60+ prefiere realizar
actividades de carácter pasivo. La falta de recursos, información y oferta especializada,
son las principales barreras para acceder a otro tipo de panoramas tales como los
deportivos y culturales.


El estudio constata que tanto la edad, como el género y la vida laboral, influyen en la
cantidad de horas que se dedican al esparcimiento. En promedio, entre los 60 y 69
años, las personas declaran disponer de 4,4 horas diarias para ocio, mientras que los
mayores de 90, esta cifra aumenta a 8,2 horas promedio al día. Quienes aún
permanecen activos laboralmente, reducen a 3,2 horas su tiempo libre y las mujeres
sobre 80 años suelen tener hasta casi 1 hora promedio menos de ocio que sus pares
hombres.


Para la académica y subdirectora de Pregrado de la Escuela de Trabajo Social UC, Sara
Caro, las mujeres aún tienen un estigma sobre el ocio muy fuerte. “Hay una educación
donde se nos ha dicho que debemos estar en distintos roles. Entonces, se internaliza el
hacer muchas cosas al mismo tiempo, el hogar, los niños y el trabajo”, recalca. Una
situación que se aprecia también cuando se evalúan los niveles de satisfacción con la
vida social: casi el 70% de los hombres 60+ se siente satisfecho con su vida social,
mientras las mujeres llegan al 58,7%, plasmando una diferencia de más de 10 puntos
porcentuales.


Lo anterior plantea un desafío considerando que las mujeres tienen más expectativa de
vida, y representan una mayor proporción de la población 80+ en el país. En este
sentido, la recreación con foco en vinculación social puede ser un espacio a fortalecer
desde las iniciativas locales.


Por otro lado, el reporte evidencia el predominio de recreación pasiva en todas las
etapas de la vida de los chilenos. Casi el 95% de la población mayor utiliza su tiempo
libre para ver televisión, el 88% para compartir con familiares y/o amigos y un 66%
para escuchar radio. En orden de preferencias, les siguen la lectura con un 53% y el
uso del computador con un 18%. Todas, actividades consideradas pasivas, porque
requieren bajo esfuerzo físico y mental, además de centrarse en el hogar.

Barreras de acceso a la recreación activa
Si se trata de panoramas activos, menos del 13% de las personas mayores practica
deporte o actividad física, casi el 11% asiste a celebraciones cívicas o religiosas, y
alrededor de un 8% realiza algún juego o actividad fuera de casa como baile, canto,
dibujo o clases de alguna índole. Las principales barreras, según los participantes de
grupos focales del presente reporte, son: la disponibilidad de recursos económicos; la
distancia geográfica junto con la dificultad del uso del transporte público y el miedo
ante posibles peligros en la vía pública; las responsabilidades del cuidado de un otro,
cuando existieran; y los canales de acceso a información, que suelen ser en redes
sociales y, por ende, excluye a población con menor manejo de herramientas
tecnológicas.


Una situación similar ocurre en torno a los eventos culturales, donde la asistencia a
conciertos apenas llega a un 12%, y menos del 8% vio una obra de teatro en el último
año. ¿Las razones? falta de tiempo, de dinero y dificultades de movilidad. Además, un
6,7% declara no tener información al respecto, lo que entrega señales importantes a
considerar en la oferta que se está otorgando a la población mayor y cómo se está
comunicando.


Estigma del ocio: los desafíos de la sociedad
El estudio demuestra que las actividades recreativas y culturales son esenciales para
mantener buenos índices de bienestar y calidad de vida, a la vez que refuerzan el rol
activo de la población mayor en la sociedad. Por lo mismo, Macarena Rojas, Directora
del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, explica: “El desafío es comprender
que el tiempo libre solo es satisfactorio si las personas mayores cuentan con opciones
y oportunidades para desarrollar sus preferencias, y se reducen los estigmas
vinculados al disfrute del tiempo libre en la vejez”.


Además de ampliar la oferta de actividades, es importante crear programas de
recreación que a las personas mayores le hagan sentido. Una gestión que desde la
Compañía de Seguros Confuturo se viene realizando a través de múltiples iniciativas.
“Hemos desarrollado diversos cursos y capacitaciones en nuestro Portal de Formación,
el cual pone a disposición de la comunidad, con especial foco en el segmento 60+,
temáticas de interés, tales como actualización digital, uso de aplicaciones y
plataformas de contacto y manualidades, entre otros. Lo anterior nos ha permitido
constatar el impacto positivo que tiene el promover este tipo de espacios de ocio,
cultura y esparcimiento, en el bienestar de las personas mayores”, afirma Christian
Abello, Gerente General de Confuturo.


Al respecto, la Organizacional Mundial de la Salud (OMS), a través de la revisión de
experiencias internacionales y locales, que se han adaptado a la población 60+, ha
generado ejemplos prácticos aplicables a la oferta de actividades recreativas y
culturales. Dichas áreas de acción pueden aportar en diversas dimensiones, desde el
empoderamiento, entrega de apoyo, habilitación de infraestructura, descentralización
de las actividades, y la creación de oportunidades, entre otros propósitos.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo
Este proyecto nace en 2020 de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la
Universidad Católica de Chile, con el objetivo de visibilizar información relevante sobre
los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan

sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la
vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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3 de cada 10 personas mayores tendrá más de 80 años en 2050 en el país: ¿Está Chile preparado?
3 de cada 10 personas mayores tendrá más de 80 años en 2050 en el país: ¿Está Chile preparado?

Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

Estudio revela que los chilenos son cada vez más longevos, pero no necesariamente experimentan una mejor calidad de vida. La baja tasa de educación, los índices de dependencia y el trato injusto que perciben por parte de distintos actores de la sociedad, inciden directamente en su satisfacción vital. 

Desarrollar una concepción de envejecimiento positivo es uno de los mayores desafíos para un país donde más de 1 millón 900 mil personas pertenecerán a la cuarta edad en los próximos 30 años.

8 de marzo de 2023.- El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibiliza la calidad de vida y el aumento exponencial de las personas 80+ en Chile. Hace 3 décadas, solo un 11% de la población mayor tenía más de 80 años, actualmente equivale a un 16,4%, y para el 2050 se espera que ascienda a un 28%, es decir, un 9% del total de habitantes. Un fenómeno que conlleva importantes desafíos, especialmente en relación al bienestar de la cuarta edad, compuesta hoy por un 62% de mujeres. 

Lo anterior, si bien refleja un aumento en la esperanza de vida, es relevante preguntarse cómo están envejeciendo los chilenos, cuáles son las percepciones en torno a su salud, autonomía, sexualidad, necesidades materiales y sociales, entre otros aspectos que afectan su bienestar. Por ejemplo, la población 80+ en Chile alcanza -en promedio- apenas 6,5 años de escolaridad, lo que a su vez, conlleva menores ingresos económicos, mayor presencia de enfermedades crónicas y, por ende, una menor calidad de vida. Dicho esto, el nuevo estudio revela la alta heterogeneidad en condiciones de vida de las personas mayores.

Salud preventiva y dependencia

Según precisa el reporte, 7 de cada 10 personas 80+ presentan factores de riesgo o enfermedades crónicas como presión alta o hipertensión, siendo el problema principal de este grupo etario (69,8%). Le siguen la artritis, osteoartritis o reumatismo, con un 36%, el colesterol alto con un 35,3% y la diabetes o azúcar elevado en sangre con un 29,6%. Sin embargo, el 78,5% declara tener mejor salud que otros de su misma edad, una percepción que va bajando a medida que aumentan los años. 

El mayor temor de la cuarta edad es la dependencia y, pese a que pueden influir multiples factores, el deterioro en la salud, es determinante. El 65,9% de las personas entre 80 y 89 años es autónoma, pero sobre los 90 años, la dependencia aumenta a un 62,7%, liderando en este grupo las mujeres con un 70,9%. 

Si a esta situación se le suman los dolores crónicos, la percepción de la calidad de vida empeora. Este hecho propone un punto de partida para considerar como prioritarias aquellas enfermedades que causen un impacto negativo en el nivel de autonomía física y, por otro lado, también es relevante poner el foco en las estrategias de prevención. 

Para la Dra. Marcela Carrasco, Directora del Departamento de Geriatria UC, “La educación, no consumir alcohol, no abusar de tabaco, el control de las enfermedades crónicas, el sedentarismo, el corregir los déficits visuales y auditivos, la salud mental, tratar la depresión cuando aparece; puede llegar a reducir en un 40% la carga de demencia, que es tremendo, es muchísimo”.

Educar sobre el buen trato 

La salud mental también es primordial en dichos esfuerzos preventivos, la sensación de soledad y las relaciones interpersonales influyen en la percepción de satisfacción vital. A pesar de que el 70,9% de la población 80+ vive acompañado, el 42,4% de ellos manifiesta tener sentimientos de soledad, e incluso falta de comprensión por parte de sus cercanos. “En la familia hay mucho miedo y desconocimiento, por eso es muy importante educar en estos temas a toda edad, para no patologizar a las personas por el hecho de ser mayores”, explica la académica UC y directora del CEVE, Soledad Herrera.

La sexualidad, por ejemplo, es un tema casi invisibilizado, 1 de cada 10 personas sobre 80 años dice tener una vida sexual activa. La mayoría no lo considera importante y existe una brecha de 14 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, siendo ellas quienes presentan menor interés. “Para las mujeres está el tema de la vergüenza con el cuerpo, muchas veces se privan de la parte placentera de la sexualidad por el temor a ‘no, esto es cosa de jóvenes’. (…) Hay hartas expectativas respecto a la sexualidad y desconocimiento del erotismo como posibilidad”, explica la doctora en psicología y terapeuta, Consuelo Undurraga.

Los estereotipos en esta etapa de la vida pueden jugar en contra del bienestar, de hecho un 35,4% de las personas 60+ ha sentido que los medios de comunicación muestran una mala imagen de este segmento, mientras un 34,3 % ha percibido trato injusto en servicios de salud y un 25,4% en los servicios públicos o municipios. En términos de percepción de autonomía, 3 de cada 10 personas mayores de 80 años perciben con frecuencia que otras personas organizan su vida y que toman las decisiones que son importantes para ellos. De ahí que para Consuelo Undurraga, “es imprescindible hablar sobre el buen trato, porque los hijos en la medida que empiezan a tomar el poder sobre los padres, porque no conocen (sobre buen trato), los desligan del mundo real y empiezan a infantilizarlos, como sucede también en los servicios de salud”.

En ese esfuerzo están algunos organismos públicos y privados, como el caso de la Compañía de Seguros Confuturo que, a través de diversas acciones, busca contribuir al bienestar del segmento 60+. “Como parte de nuestra estrategia de sostenibilidad trabajamos para realizar aportes concretos a este segmento, destacando por ejemplo el Portal de Formación Confuturo, plataforma gratuita, para toda la comunidad, que permite adquirir nuevas herramientas digitales, computacionales e incluso manualidades; además, impulsamos fuertemente el talento senior a través de ofertas laborales y capacitaciones para que personas mayores, que quieran mantenerse activas encuentren espacios y sigan aportando desde su experiencia, la cual es muy enriquecedora para las organizaciones. Es un gran desafío con el cual estamos muy comprometidos”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

Este proyecto nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile, con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Brecha laboral en personas mayores: solo 17% de las mujeres tiene trabajo, versus el 40% de los hombres
Brecha laboral en personas mayores: solo 17% de las mujeres tiene trabajo, versus el 40% de los hombres

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibiliza la situación laboral de mujeres sobre 60 años, dando cuenta de la precariedad en que se desarrollan, la falta de oportunidades, las brechas salariales, la informalidad y la incidencia del nivel educativo en la tasa de ocupación femenina senior. Una radiografía que, en vista del envejecimiento acelerado de la población chilena, necesita urgente atención por parte del mundo público y privado. 

El estudio revela que, durante la pandemia, la participación laboral del segmento 60+ retrocedió 10 años y, si bien las mujeres han podido recuperarse en 2022, alcanzando un 17% de ocupación, todavía están muy por debajo de los hombres, quienes representan casi un 40%. Diferencia más abismante aún, si se considera el rango etario de 60 a 69 años, donde ellas llegan al 27,7% de empleabilidad, versus 60% de los hombres. 

Para la psicóloga y experta en salud ocupacional Nora Gray, “las condiciones de empleo de las mujeres son peores que las de los hombres, hay acceso a trabajos más parciales, de menor calidad, ingresos, protección y formalidad”. Una situación que, según el sociólogo y académico UC, Ignacio Cabib, para este grupo en particular de la población que hoy tiene más de 60 años, podría deberse al “modelo cultural del hombre como proveedor material único o principal de los hogares. Eso fue algo que atravesó clases sociales, niveles educativos y situación marital”, explica.

En efecto, casi la mitad de las mujeres senior que trabaja -un 49,5%- lo hace informalmente, mientras que el 60% de los hombres lo hace de manera formal. Una brecha que aumenta si se considera el salario, donde ellas perciben, en promedio, un 26% menos que los hombres -es decir, $146.500 en detrimento de las mujeres-, cifra que sobrepasa los $256 mil en el caso de la Región Metropolitana. 

Por otro lado, el nivel educativo también afecta la participación laboral. Apenas el 11,1% de las mujeres con enseñanza básica inconclusa tiene trabajo, versus el 40,9% de aquellas que tienen un postítulo completo. En este sentido, el sociólogo Ignacio Cabib advierte: “Ciertamente son desventajas acumuladas, pero hay una que es muy marcadora de esa generación, que es el bajo nivel educativo (…) si se mezcla con ausencia en el mercado laboral, resultan mujeres que no conocen oficios ni rubros, no tienen vínculos ni redes”.

La integración requiere capacitación                                                             

La falta de herramientas y educación continua son una de las principales barreras de entrada para el mundo laboral senior. Sólo una de cada 10 mujeres se capacita en Chile, pese a que un 30% manifiesta interés en hacerlo. Desde el ámbito público, el SENCE amplió el rango etario de su oferta de becas en 2019, además de la entrega de subsidios a privados para la contratación y capacitación de personas mayores de 60 años. Sin embargo, los 500 cupos en ejecución este año, son insuficientes para satisfacer la demanda.

Un desafío del que se hace parte la Compañía de Seguros Confuturo desde 2020, cuando se propuso atraer a talentos senior a sus equipos. “Como Compañía tenemos el objetivo de contribuir al bienestar de las personas mayores en Chile, y parte muy relevante de esto tiene que ver con mantenerse activos y vigentes. El trabajo les abre oportunidades no solo a ellos de aportar todo su valor senior a las organizaciones, sino que por parte de las empresas, de enriquecer sus equipos de trabajo a través de la intergeneracionalidad, y ese es el camino que estamos desarrollando fuertemente”, afirma Christian Abello, Gerente General de Confuturo. 

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El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo aborda los desafíos de la educación continua 60+
Nuevo reporte Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo aborda los desafíos de la educación continua 60+

Solo un 15 por ciento de las personas entre 60 y 70 años se capacita en Chile

  • El estudio visibiliza los niveles de educación y la escasez de oferta de formación continua para los mayores de 60 años. Pese a que un 41% de las personas entre 60 y 69 años quiere capacitarse, solo un 15% lo logra.
  • En la actualidad el promedio de escolaridad de adultos 60+ en Chile es de 9 años, superando los 7,4 del resto de Latinoamérica, y muy cerca de los 9,9 años de países OCDE. La brecha entre hombres (9,3 años) y mujeres (8,7 años) se ha reducido a 6 meses de diferencia.
  • Desde 1990 a 2020 se ha duplicado la cantidad de personas mayores que han alcanzado la educación superior profesional o técnica (17,1%). La mayoría de ellas pertenecen al quinto quintil de la población, con 14 años de escolaridad, versus 8 años que promedian el resto de los quintiles.

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, da cuenta del nivel educativo de las personas mayores y la necesidad urgente de mejorar la oferta y acceso a la educación continua para este grupo etario. Apenas un 15% de las personas entre 60 y 70 años se capacita, cifra que se reduce a solo un 7% si se considera el promedio de quienes tienen 60+.

El estudio revela que los niveles de educación superior de este segmento de la población, entre 1990 y 2020, aumentaron a más del doble, alcanzando un 17,1%, mientras que un 40,1% llega al nivel básico y un 37,6% a la enseñanza media y/o técnica.

Por otra parte, la situación socieconómica y la zona de residencia de las personas, se relacionan notoriamente en sus niveles de educación. El quinto quintil alcanza 14 años de escolaridad, mientras que el resto de los quintiles promedian 8 años. Y, quienes viven en zonas urbanas cuentan con 3 años más de escolaridad que en las zonas rurales.

Según datos sobre la proyección educativa de los países OCDE, Chile aumentará su escolaridad actual de 9 años a 11,5 en 2050, cifra superior al promedio que se espera para el resto de los países latinoamericanos (10 años al 2050).

Desafíos de la educación continua para la “nueva vejez”

Gracias a los niveles educacionales más altos que hoy presentan las personas mayores, los expertos hablan de la generación “nueva vejez”, un grupo con más expectativas de participación en la sociedad y de roles, que a su vez, necesita educación continua.

En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la educación continua como un pilar del envejecimiento activo, ya que mejora el bienestar de las personas sobre 60 años y su calidad de vida, generando mayor autonomía, autoeficiencia y autoestima. De hecho, en promedio, el 27% de las personas sobre 60 años manifiesta que sí le gustaría capacitarse, pero solo el 7% declara asistir a algún taller o curso una vez por semana.

La realidad es que las oportunidades de seguir aprendiendo se reducen cada vez más con los años. Entre las razones que dificultan el acceso a la educación continua se encuentran la falta de oferta, el costo elevado de algunas propuestas, el manejo tecnológico y el edadismo o discriminación por edad.

Macarena Rojas, Directora de Gestión del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo y Directora ejecutiva del CEVE-UC, advierte que “en nuestro país -en general- la educación de adultos no ha sido considerada y la educación de personas mayores practicamente no existe”. Idea que corrobora Gladys González, Jefa de Unidad de Gestión de Programas del Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA: “La educación (…) como formación continua, aún no existe como tal; que la persona mayor tenga oportunidad de ir formándose en distintos temas de manera permanente y desde la experiencia, desde los intereses de las personas, falta para eso”, afirma.

Escasez de programas educativos

Hasta ahora los esfuerzos por desarrollar programas especiales para este grupo etario, se concentran en 270 de los 346 municipios del país (la mayoría de ellos con fines recreativos), 10 universidades (aún bajo si se compara con las 71 de España y las 180 de Brasil), SENCE y algunas cajas de compensación y empresas privadas, como Compañía de Seguros Confuturo que, a través de una plataforma online, ha puesto a disposición de la comunidad, cerca de 27 cursos a la fecha, beneficiando a más de 8 mil 600 personas de manera gratuita.

Dentro de las temáticas que generan mayor interés están computación (18%), tejido y manualidades (13%), salud, deporte y ciudado personal (10%). Mientras que en el área técnica, las capacitaciones de SENCE más demandadas tienen relación con Servicios a las personas (58%). Por su parte, las mujeres y las personas con niveles de educación más elevados son quienes más participan.

Para Christian Abello, Gerente General de Compañía de Seguros Confuturo, “las nuevas generaciones de personas mayores están buscando más espacios de participación y aprendizaje, y como sociedad tenemos el deber de trabajar desde todos los sectores para brindarles esa posibilidad y que puedan adquirir permanentemente nuevas herramientas que los ayuden a mantenerse activos, contibuyendo así a mejorar su calidad de vida y bienestar general”.

Para 2050, se proyecta que el 30% de la población chilena sea mayor de 60 años y, en este sentido, el Reporte propone revisar con urgencia las políticas del Estado que permitan priorizar y desarrollar programas educativos basados en la gerontología. Con ello se podría generar más conocimientos en el área y mejorar las propuestas existentes.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

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Cuatro de cada diez personas en situación de calle son mayores de 50 años
Cuatro de cada diez personas en situación de calle son mayores de 50 años

El último reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, visibiliza la realidad de las personas mayores en situación de calle. Sus conclusiones revelan que este grupo ha ido en aumento en los últimos años, lo que establece una serie de desafíos en la búsqueda de soluciones. 

De acuerdo con el análisis, actualmente 8.359 personas sobre los 50 años viven en situación de calle, lo que corresponde a un 43% de total de quienes experimentan esta condición en Chile. Este grupo, además, ha aumentado un 15% respecto de lo registrado en 2020.

A partir de los 50 años es posible considerar como “mayores” a las personas que viven en situación de calle, pues en el contexto que habitan comienzan a experimentar cambios en su fisiología más asociados a la etapa de adultez mayor, y presentan más enfermedades crónicas y escenarios de discapacidad.

El reporte explica que vivir en situación de calle se gesta a partir de diferentes factores y eventos, y en las personas mayores suele darse por vulnerabilidad económica y pérdida de lazos familiares. En este sentido, se resalta la importancia de brindar oportunidades laborales apropiadas para este segmento y fortalecer los lazos tanto familiares como con la comunidad. 

Más hombres que mujeres

Del total de personas mayores en situación de calle en nuestro país, el 89% son hombres. En cuanto a distribución geográfica, el mayor porcentaje se encuentra en la Región Metropolitana con 42%, a la que le sigue Valparaíso con 11% y Biobío con 8%. Más atrás están las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y El Maule con aproximadamente un 5%. En general, en las regiones del sur viven menos personas mayores en situación de calle (bajo un 2%).

Sara Caro, trabajadora Social y académica de la Universidad Católica, ahonda en lo que significa envejecer en la calle y sus implicancias en el bienestar del segmento 60+. “Existen muchas trayectorias de vida en la calle, envejecer en ella depende de esas historias, pero de igual manera el vivir en calle merma el desarrollo de las personas y afecta todas las dimensiones de bienestar que habitualmente estudiamos. El cuerpo también está sometido a un estrés permanente, porque son personas que están atentas al riesgo, lo que mantiene su sistema en alerta permanente. Entonces cuando eres persona mayor ya tienes un deterioro en tu salud física cognitiva relevante, por ese sistema de alerta que ha estado permanentemente activo”. 

Añade que “generalmente estas personas mayores se encuentran más solas, con menos redes, menos oportunidades laborales y más problemas de salud. También existen diferencias entre mujeres y hombres mayores en situación de calle, ya que las mujeres suelen encontrarse en escenarios aún más vulnerables y precarios”.

Faltan programas especializados

Si bien se destaca que en Chile existen programas públicos y privados que brindan apoyo a las personas en situación de calle, los expertos entrevistados en el reporte consideran que aún existen brechas para trabajar adecuadamente en el segmento 50+. “Muchas veces las metodologías y orientaciones aplicadas a las personas sobre 50 años son las mismas que se utilizan en la atención de cualquier otra persona sobre 18 años en calle, entonces falta esta mirada de especialización, de entender que requieren una intervención distinta, una propuesta de trabajo individual ajustada a sus necesidades, a sus capacidades, a su daño”, comenta Sandra Castro, directora ejecutiva de la Corporación para la Atención Integral del Maltrato (CATIM).

Por ello, el reporte dice que es importante comprender la complejidad de esta situación social y enfocar iniciativas para este grupo con una perspectiva de género y de territorio, que permita ajustarse a las realidades particulares de cada uno. Asimismo, indica que “es necesario incluir un enfoque gerontológico que aborde integralmente las necesidades de las personas mayores en esta situación”.

Para Christian Abello, Gerente General de Compañía de Seguros Confuturo, la investigación del nuevo reporte “da cuenta de la dura realidad que enfrentan miles de personas mayores en situación de calle, con todas las consecuencias que esto conlleva para su bienestar. Por lo mismo, es vital visibilizar esta temática y trabajar -tanto en ámbito público como privado- en pos de una mejor vejez a través de la prevención de la llegada a la calle, como también por la mejora en las condiciones para quienes ya se encuentran en ella”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Uso de Internet y Tecnologías de la Información y Comunicación en las Personas Mayores
Uso de Internet y Tecnologías de la Información y Comunicación en las Personas Mayores

Un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, destacó cómo la pandemia afectó el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TICs), aumentando su uso entre las personas mayores, aun cuando éstas se mantienen atrás respecto de sus habilidades digitales en comparación con grupos de menor edad.

El estudio llamado “Uso de Internet y TICs en las personas mayores”, muestra que, con la llegada de la pandemia, el uso de smartphones presentó un alza significativa en el grupo de personas sobre 60 años. A finales del 2019, 47% de este segmento era usuaria de smartphones, mientras que, al otoño de 2021, los usuarios 60+ alcanzaron un 58%, y son estos dispositivos los que más poseen las personas mayores para conectarse a Internet (42,5%), seguido de computadores o tablets (38,8%).

Aunque esto refleja un avance relevante, el análisis detalla que de acuerdo a la última Encuesta CASEN, el segmento bajo los 59 años es el que más usa Internet (83,4%), existiendo una brecha de 39 puntos porcentuales durante 2017 con los mayores de 60 años (44,0%), de 61 puntos porcentuales con las personas entre 70 y 79 años (22,8%), y de 74 puntos porcentuales con el grupo 80+ (9,8%). Esto implicaría que existe aún un grupo de personas mayores que continúa aislado digitalmente.

Al comparar el uso de Internet con otros países OCDE, en un grupo de personas entre 55 y 74 años, se observa que los países europeos tienen un mayor uso respecto de los latinoamericanos, con una diferencia promedio de 42 puntos porcentuales. Chile se ubica en el segundo lugar con mayor uso en Latinoamérica (52%), siendo superado solo por Brasil (57%), pero aun así se mantiene muy por debajo de lo visto en Islandia (99%), Reino Unido (88%) y España (76%).

Asimismo, el informe muestra que uno de los factores que impacta en la adopción de TICS es el nivel educacional. Las personas 60+ con niveles educacionales más altos suelen ser en su mayoría usuarias de smartphones (75%), y no hubo un cambio significativo en su uso posterior a la pandemia. Sin embargo, en el caso de las personas mayores con educación básica y media, se vio un aumento de 14 y 15 puntos porcentuales entre 2019 y 2021.

“Generalmente, las personas 60+ con mayor nivel educativo tienen altos sentimientos de autoeficacia, sentirse capaces de aprender algo nuevo, de no tener tantos prejuicios relacionados al envejecimiento. Por otro lado, han estado más próximas a las tecnologías por sus empleos, y han tenido mayor acceso a información, así como también a servicios y dispositivos, lo que no se puede descuidar. El tener un dispositivo tecnológico tiene un costo y éste en general lo pueden cubrir más las personas con mayor nivel educativo” sostiene Javiera Rosell, psicogerontóloga UC e impulsora del Programa 60+Digital.

En cuanto al tipo de uso, previo a la pandemia las actividades que más realizaban las personas mayores con sus celulares inteligentes eran las de comunicación, situando en primer lugar el chat (45%), seguido por el uso de redes sociales (31%), la búsqueda de información (26%) y, por último, los trámites en línea (12%).

Durante la emergencia sanitaria estas tendencias se mantuvieron. El uso de chat sigue primando, con un aumento de 9 puntos porcentuales, y las videollamadas se popularizaron, con 42% durante el primer año de pandemia, y 46% en 2021, marcando diferencias entre género y zona de residencia. Mientras que 68% de mujeres 60+ realizan videollamada varias veces a la semana, un 52% de los hombres 60+ lo hace, y 49% de las personas mayores que viven en zonas rurales llaman frecuentemente durante la semana, versus 63% de quienes viven en zonas urbanas.

Sobre este punto, Alexis Tapia, encargado de la Unidad de Fomento de Participación del Servicio Nacional del Adulto Mayores (SENAMA), señala que la diferencia en zonas rurales se puede deber a “las dificultades de acceso, ya sea por alto costo, porque no llega señal o porque la señal que llega es de muy mala calidad, muy por el contrario de lo que se puede observar en centros urbanos”.

Por otro lado, la búsqueda de información es la actividad que experimenta mayor incremento en pandemia. Si a finales del 2019 el 26% de personas 60+ utilizaba sus smartphones para buscar información, al otoño de 2021 esta cifra incrementa a 42%. Los trámites no experimentaron cambios significativos durante los últimos años, manteniendo un porcentaje bastante bajo (14%) en comparación a sus otros usos, punto que adquiere relevancia si se considera que de manera progresiva muchos trámites presenciales han migrado al formato online (86% de los trámites estatales hoy tienen acceso digital a través de Clave Única).

En ese sentido, frente al escenario de rápida digitalización, que a su vez se da en un contexto de acelerado envejecimiento poblacional, el reporte destaca la importancia de brindar acceso y entregar a las personas mayores más herramientas y habilidades para desenvolverse en el mundo digital.

Junto con ello, el análisis recoge que el uso de TICs incide en una mejor salud mental, calidad de vida y bienestar general en este grupo etario, contribuyendo también a disminuir el aislamiento. Según la Encuesta de Calidad de Vida de la Vejez durante la Pandemia (2021), el 51% de quienes no poseen un smartphone enfrentan un mayor contexto de aislamiento, mientras que en aquellas personas mayores que sí lo utilizan esta situación es del 33%.

A partir de estos antecedentes, se pone en relieve la necesidad mejorar el acceso y conectividad, así como también capacitar y erradicar concepciones edadistas que pueden afectar la disposición de la población mayor a usar e involucrarse con las tecnologías digitales.

Alfonso Otaegui, antropólogo, académico UC e impulsor del Programa 60+ Digital, señala que “es importante reconstruir primero las relaciones con la tecnología como algo no intuitivo, y desde ahí reconstruir también las relaciones intergeneracionales, ya que he visto mucho maltrato hacia las personas mayores por personas más jóvenes que piensan que porque para ellos es fácil de usar, para todo el mundo lo es”.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “la digitalización ha experimentado un rápido avance, lo que sumado al importante cambio demográfico que está experimentando el país, donde para el 2070 se proyecta que el 31% de la población será 60+, hace necesario el trabajo como sociedad para derribar barreras de acceso y participación de las personas mayores, lo que por cierto tendrá un impacto en su calidad de vida y en la inclusión en espacios que hoy les son más esquivos”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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Dependencia y Cuidados en la Vejez
Dependencia y Cuidados en la Vejez

Un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo, destacó que las personas mayores con menos educación presentan más cuadros de dependencia.

Aunque la dependencia se vincula comúnmente con una condición física o de salud, es necesario comprender que es en mayor medida una problemática de carácter social, indica el estudio. Según la Organización Mundial de la Salud, ocurre cuando las personas no son capaces de desempeñar por sí mismas las actividades de la vida cotidiana y deben requerir apoyo de otras para realizarlas. Es importante considerar que, si bien los cuadros de dependencia funcional son más prevalentes en las personas de mayor edad, no son una característica inherente de la vejez.

Los antecedentes proyectados por el reporten muestran que, mientras solo el 5% de las personas 60+ con estudios universitarios son dependientes, el 32% sin educación formal se encuentra en situación de dependencia. Por su parte, la diferencia existente entre quienes tienen estudios superiores y aquellos con educación básica y media/técnica también es relevante, presentando 12 y 6 puntos porcentuales de diferencia respectivamente.

Junto con ello, el análisis arroja que, en las zonas rurales, que suelen tener índices de pobreza más elevados y un mayor porcentaje de habitantes 60+, hay también más personas mayores dependientes. Ñuble, es la región con el nivel más alto de población rural (30,6%) y de población envejecida (22,6%), y es la que tiene la tasa más elevada de personas 60+ dependientes (20%). Le siguen la Región del Maule y Valparaíso con un 17%; La Araucanía con 16% y Los Lagos con 15%. Todas ellas superan el 20% de población 60+ y 26% de población rural, con excepción de Valparaíso (9%). No obstante, esta región es la que presenta la proporción más elevada de población 60+ del país (23,3%).

En cuanto al género, el 17% de las mujeres 60+ presenta algún grado de dependencia, versus un 11% de los hombres sobre esta edad. Al respecto, María Beatriz Fernández, integrante del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento (CEVE-UC) y del Instituto MiCare afirma que “las mujeres tienen a lo largo del curso de la vida una serie de desventajas en comparación con los hombres, que van haciendo que la dependencia en la vejez tenga cara femenina. Estas desventajas se ven en términos económicos, en no poder acceder al mercado laboral, tener baja escolaridad y en que viven más, todo se suma”.

A lo anterior se suma que las tareas de cuidado recaen en mayor medida en las mujeres, por lo que se habla de una feminización del cuidado. Mientras que el 28% de los resguardos entregados a personas 60+ en situación de dependencia lo llevan a cabo hombres, el 72% lo realizan mujeres. Además, el 52,7% de personas mayores con algún grado de dependencia son asistidos por un integrante del hogar y sólo un 16,5% corresponde a personas externas. El 26,8% son cuidados tanto por personas que integran el hogar como por personas externas y de este último grupo, sólo el 10% es remunerado.

Susana González, geropsiquiatra e integrante del CEVE-UC y del Consejo Consultivo del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, explica que “los cuidados también han experimentado un cambio por el aumento en la longevidad. Antiguamente, las cuidadoras eran las esposas, pero hoy estamos viendo que hay hijas mayores de 60 que están cuidando a sus padres más envejecidos, entonces el grupo de mujeres mayores que están cuidando a alguien ha aumentado enormemente, a pesar de que a su vez también son personas con fragilidades, enfermedades crónicas e incluso limitaciones físicas”.

Frente a esta problemática, los expertos refuerzan la importancia de avanzar hacia una sociedad más inclusiva, que garantice la participación de las personas mayores, pero también un mejor acceso a salud, educación, infraestructura y seguridad social.

En diferentes países se han establecido Sistemas Nacionales de Cuidados (SNC) y actualmente en Chile hay propuestas en esa línea, lo que cobra mayor relevancia si se considera que hoy en Chile un 12% de las personas son del segmento 60+ y se pronostica que al 2050 este porcentaje alcanzará el 30%, con una esperanza de vida de 83 años para las mujeres y de 77 años para los hombres.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “este estudio permite dar visibilidad a una temática de gran relevancia como es la dependencia del segmento 60+, situación que tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas mayores, por ello, es fundamental que todos los actores se involucren de manera activa para encontrar soluciones que logren generar cambios en el mediano y largo plazo”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuroEl Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos

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Salud mental 60+ a dos años de la pandemia
Salud mental 60+ a dos años de la pandemia

La pandemia ha tenido un fuerte impacto de la salud mental de las personas en nuestro país, y particularmente en las mayores de 60 años, de acuerdo a un nuevo reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo.

A partir de los datos de la encuesta “Calidad de Vida de las Personas Mayores Chilenas durante la Pandemia Covid-19”, el reporte muestra que en el segmento 60+ la sintomatología ansiosa aumentó de 40% en 2019 a un 52% en 2021, mientras que la depresiva se elevó en 14 puntos porcentuales en el mismo período, pasando de 24% a 38%.

Asimismo, se constató que todos los síntomas ansiosos aumentaron, afectando por igual a hombres y mujeres, pero con diferencias según nivel educacional. Antes de la pandemia, las personas 60+ con educación básica eran las que más padecían esta sintomatología (47%), mientras que para el otoño de 2021, aumentó 18 puntos porcentuales en aquellos con educación media (53%) y 13 puntos porcentuales en personas mayores con educación superior (46%).

Por su parte, los síntomas depresivos sí presentan diferencias por género: un 40% de mujeres 60+ padecieron de esta sintomatología en el 2021 versus 32% de hombres 60+. Aquí también se observan diferencias por nivel educacional. En 2021 fueron las personas mayores con educación básica las que más presentan cuadros depresivos (42%), seguidos por aquellas con educación media (39%), mientas que aquellas con educación superior son las que menos sufren de cuadros depresivos (27%).

En este sentido, Daniela Thumala, psicóloga e investigadora del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), comenta que una posible explicación es que “las personas con mayor educación, por un lado, tienen más acceso a servicios y tecnología, que fue un elemento vital durante la pandemia, por lo que les es más fácil o están más acostumbradas a mantenerse conectadas a través de ellas e incluso hacer trámites por Internet, postergar pagos, sacar los permisos de movilidad, etc. Pero también, tienen mayores estrategias de afrontamiento, es decir, mayores recursos disponibles que muchas veces les permiten, por ejemplo, sopesar mejor una noticia impactante”.

Sin embargo, el estudio destaca que la depresión en personas mayores puede muchas veces estar subdiagnosticada debido a que tiene formas atípicas de presentación en este grupo, lo que se expresa por ejemplo, en los síntomas depresivos que más aumentaron en pandemia: problemas para dormir, que se duplicaron al 2021 (34%), el sentirse cansado, con un aumento de 11 puntos porcentuales (29%), o los problemas de apetito que pasaron de un 10% a un 20%. Asimismo, aumentaron las personas que se sienten tristes (27%) y tienen poco interés en hacer las cosas (23%).

Uno de los principales factores que ha incidido en el aumento de estas sintomatologías es el confinamiento. Como explica Soledad Herrera, socióloga UC y líder del estudio, “en la pandemia, las personas han tenido que quedarse en las casas durante los confinamientos, lo que aumenta el estrés familiar, los problemas familiares y los conflictos que ya existían desde antes, y es muy distinto cuando todos salían a trabajar o tenían sus rutinas normales”.

El confinamiento también se relaciona con un aumento en los sentimientos de soledad y por lo mismo, también ha experimentado un incremento importante en pandemia entre las personas mayores. En 2019, el 42% de ellas se sentían solas, aumentando a 53% en 2021. Si bien no se ven diferencias por género ni por nivel educacional, sí hay contrastes por rango etario. Estos sentimientos se extienden más en las personas entre 60 y 74 años (56%) que en las personas sobre 75 años (46%).

Otro elemento que ha impactado en la salud mental ha sido la falta de actividad física y la postergación en los controles de salud del segmento 60+ , debido al colapso de este sistema producto del COVID-19, generando una baja sustancial de 74% en las atenciones médicas. En relación al primer punto, en 2021 el 43% de las personas 60+ no realizaron nunca o casi nunca gimnasia, deporte, baile, ejercicio o caminaron, mientras que el 18% lo hizo todos los días y el 19%, varios días a la semana.

Junto con lo anterior, los ámbitos económico y laboral han ocupado también un rol relevante en el deterioro de la salud mental. Como había constatado el Observatorio del Envejecimiento en un reporte anterior, el empleo en las personas mayores se redujo en 9 puntos porcentuales durante el período de emergencia sanitaria. Asimismo, un 27,2% de personas mayores ha establecido que la pandemia ha afectado en gran medida su situación laboral. Las preocupaciones por la pérdida de empleos, baja de ingresos y adquisiciones de deuda han repercutido fuertemente.

No obstante estos factores, el segmento 60+ presenta altas tasas de resiliencia, que por lo demás han aumentado con la pandemia, pasando de 11,1 en el 2019 a 13,2 en el momento más difícil de la emergencia sanitaria: el invierno de 2020. Asimismo, las personas mayores entrevistadas para este reporte tienen buenas proyecciones a futuro, pues comentan que ya han retomado muchas de sus actividades y han aprendido de este período difícil.

Al respecto, la socióloga UC comenta que estos son buenos indicadores, pues “uno ve que las personas mayores tienen recursos para hacerle frente a este escenario adverso”. Sobre el mismo punto, Daniela Thumala considera importante relevar la capacidad de resiliencia y de adaptación del segmento 60+. “Han demostrado tener una serie de mecanismos de afrontamiento que han resultado saludables” afirma.

Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, destaca que “este análisis permite poner de manifiesto y en forma concreta una problemática de gran relevancia para el segmento 60+ y que repercute de forma directa en la calidad de vida de las personas mayores de nuestro país. Por ello, se torna fundamental que como sociedad nos involucremos en encontrar soluciones que permitan avanzar hacia una mejor vejez, a través de la implementación de políticas públicas, tanto en lo inmediato, como en el largo plazo”.

Sobre el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro

El Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro nace de la alianza entre Compañía de Seguros Confuturo y la Universidad Católica de Chile. Se estableció con el objetivo de visibilizar información relevante sobre los adultos mayores en el país, a través del desarrollo de estudios que permitan sensibilizar a la opinión pública y revelar tópicos de impacto social relacionados a la vejez y el envejecimiento de los chilenos.

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